Adam Ibrahim, un trabajador humanitario de la ONU, se convirtió en refugiado tras el estallido del conflicto en Sudán a principios de 2023. A pesar de huir con su familia para buscar seguridad, decidió regresar a su ciudad natal, Zalingei, para ayudar a quienes aún sufren las consecuencias de la guerra en Darfur. Sudán enfrenta una crisis humanitaria grave, con más de 30 millones de personas necesitadas de asistencia urgente y un plan de respuesta humanitaria que carece de financiación adecuada. Ibrahim relata su desgarrador viaje como refugiado y su compromiso por servir a los demás en medio de la devastación. Actualmente, trabaja en El Geneina, donde las necesidades humanitarias son críticas y muchas organizaciones han reducido sus operaciones debido a recortes en los fondos. Su historia destaca el sacrificio personal y la esperanza en un futuro mejor para Sudán.