El presidente del gobierno, como un vaquero solitario, ha decidió desmarcarse del compromiso unánime de la OTAN. ¿Audacia o insensatez?
Nuestros amigos hacían algún tiempo que no coincidían, pero el compromiso de elevar el gasto en defensa al 5 % del PIB les parecía importante para tomar un café. El marino abre los comentarios:
—Pedro Sánchez, en ese mundo imaginario que parece vivir, como protagonista de otra película, ha interpretado el papel del sheriff solitario, aunque no estamos en un western, y en política internacional, el relato individualista es inútil y a largo plazo peligroso para el país.
El presidente ha anunciado que España no asumirá el compromiso de incrementar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB y que sólo llegará al 2,1 %.
Acorralado, y no por asesinos, ha confundido a la OTAN por un bufé libre de hotel de vacaciones, donde cada uno escoge lo que le apetece. Olvida Pedro Sánchez que, en contextos internacionales, no caben las «interpretaciones libres», eso, en el largo plazo, tiene consecuencias.
Aunque el presidente piense lo contrario, todo por seguir en la Moncloa, su decisión no es una mera discrepancia, es una posición política deliberada, con coste estratégico.
Interviene la joven profesora:
—En la cumbre, en contra de su costumbre, a Pedro Sánchez se le ha visto aislado, pero no por convicción, sino por necesidad. Está dispuesto a hipotecar a España por no incomodar a sus socios y permanecer en la Moncloa. Está vendiendo la credibilidad internacional del país a cambio de resistir una legislatura.
Mientras que el resto de los miembros como Francia, Alemania, Italia o los recién incorporados Suecia y Finlandia refuerzan su capacidad de defensa, Pedro Sánchez ha decidido que no es el momento; aunque, mejor dicho, ha tratado de incompetentes al resto de los miembros de la OTAN porque piensa que se va a hacer lo mismo con el 2,1 % del PIB.
Un mensaje demoledor: España no está cuando hay que arrimar el hombro. No debería olvidar aquello de que «soledad buscada, factura garantizada». Una factura que se pagará en el futuro con intereses, aunque los protagonistas de la película sean otros.
El marino comenta:
—En ese western el presidente Pedro Sánchez se ha apuntado al pacifismo de salón porque su postura se apoya en una coartada moral insostenible. Pretende presentarse como un paladín del pacifismo. Armarse no tiene que ser belicismo, es asegurar la soberanía, la autonomía y la capacidad de decisión. En contra de lo que propugna el presidente, esta actitud, no protege los intereses de los españoles, más bien lo que ha hecho supondrá que los ha delegado, porque España será irrelevante.
No olvidemos que Pedro Sánchez, con sus rasgos autocráticos —no obviemos que no se ha informado, ni votado en el Parlamento—, con esa postura de un falso pacifismo y un relato populista, para contentar a la izquierda extrema de su gobierno, utiliza un supuesto no alineamiento que carece de base, ni de utilidad. Fingir que no somos parte de un bloque no nos hace más libres, sino más irrelevantes y eso en geopolítica es una forma de dependencia.
La joven profesora añade:
—Como siempre, los temas importantes, son poliédricos y tienen muchas caras. Entre ellas está que hemos abierto, de forma muy ostensible, la puerta de la desconfianza y nos verán como el socio molesto que siempre llega tarde y gorronea, lo que desemboca en menor influencia y oportunidades.
El gasto en defensa —aunque ciertos políticos lo rechacen— supone inversión industrial, en innovación y tecnología. Hablamos de inversión en ciberdefensa, inteligencia artificial o capacidades espaciales.
No tenemos la bola de cristal para hacer predicciones, pero España, lamentablemente, no estará en ese núcleo tecnológico y estratégico que se tiene que redefinir y que puede ser el próximo salto cualitativo europeo. Todo para que Sánchez siga en la Moncloa.
Gobernar no es contentar a sus socios, por mantener una mayoría precaria, ni supeditarse a intereses indignos. Máxime que, la política exterior supone que se tienen que asumir decisiones estratégicas, a largo plazo que exceden a una legislatura, aunque puedan parecer impopulares, incómodas y sostener los compromisos.
Mientras Pedro Sánchez ha vuelto a optar por el populismo y el relato frente a la realidad y los intereses generales de futuro. Ha buscado evitar el coste político inmediato, sin importarle las consecuencias estratégicas duraderas. Aderezado con la arrogancia y el discurso falaz que le acompaña.
Aunque en el trasfondo se aprecia la falta de firmeza, autoridad del que carece una visión clara y está muy lejos de ser un estadista; sólo hay la autosuficiencia del que cree que puede gobernar a su antojo y obviando los contrapesos constitucionales
Todo esto sirve para el consumo interno, pero en el tablero internacional, los fuegos de artificio duran poco, porque el que no suma, estorba.
El viejo marino remata:
—Aunque vivimos en un entorno paradisiaco, junto al mar y en el escenario de muchas películas del Oeste, España no necesita un matón hollywoodense, que confunda de plató, porque mientras unos países trabajan en construir la seguridad común, otros interpretan un patético personaje.
Sonríen nuestros amigos y agradecen estar lejos del ruido.
Jorge Molina Sanz
Agitador neuronal
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