Las reglas de estilo de la prensa digital
Martín F. Yriar / Fuente: www. periodistaonline. com.ar
miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
A comienzos de la década de 1990, en su ya clásico Éloge du grand public, Dominique Wolton advertía acerca de la amenaza de la hipersegmentación de los públicos que traería la proliferación de la televisión satelital y digital, y sus consecuencias políticas. Wolton insistía en la importancia política de la televisión abierta, como garantía de una información mínima común para todos los ciudadanos.
En su ensayo sostenía que la televisión debía ser considerada un servicio público y que no se debían privatizar cadenas como la RTF de Francia o la BBC de Gran Bretaña, que debían conservar a la vez su independencia y su carácter no comercial.
Han pasado tres lustros de la publicación de su libro, y si bien la salud de la televisión no deja de preocupar como fenómeno cultural, social y político, lo que hoy es motivo de intenso debate es la mundialización de la información a través del periodismo digital.
Pensar la era digital
Wolton decía entonces que la televisión era “un medio no pensado”. Se refería al hecho de que la televisión surgió antes como una innovación tecnológica que como un concepto de comunicación. Y que fue evolucionando muy rápidamente, pero no de manera reflexiva o premeditada, sino más bien por ensayo y error, y envuelta en una multitud de mitos y creencias, basadas más en las convenciones que adoptan los periodistas para llevar adelante su trabajo, que en verdadero conocimiento de la realidad del medio. En esto, la televisión no ha hecho otra cosa que repetir la experiencia de medios y tecnologías de la comunicación que la precedieron.
¿Sucederá lo mismo con la comunicación digital y el nuevo periodismo que está surgiendo vigorosamente hoy en el ciberespacio? ¿Habrá esta vez la posibilidad de reflexionar y de prever? ¿De crear unos medios y unos lenguajes que no sean la mera consecuencia de la acción más o menos ciega de las fuerzas de la tecnología?
A comienzos de la década de 1990, en su ya clásico Éloge du grand public, Dominique Wolton advertía acerca de la amenaza de la hipersegmentación de los públicos que traería la proliferación de la televisión satelital y digital, y sus consecuencias políticas. Wolton insistía en la importancia política de la televisión abierta, como garantía de una información mínima común para todos los ciudadanos.
En su ensayo sostenía que la televisión debía ser considerada un servicio público y que no se debían privatizar cadenas como la RTF de Francia o la BBC de Gran Bretaña, que debían conservar a la vez su independencia y su carácter no comercial.
Han pasado tres lustros de la publicación de su libro, y si bien la salud de la televisión no deja de preocupar como fenómeno cultural, social y político, lo que hoy es motivo de intenso debate es la mundialización de la información a través del periodismo digital.
Pensar la era digital
Wolton decía entonces que la televisión era “un medio no pensado”. Se refería al hecho de que la televisión surgió antes como una innovación tecnológica que como un concepto de comunicación. Y que fue evolucionando muy rápidamente, pero no de manera reflexiva o premeditada, sino más bien por ensayo y error, y envuelta en una multitud de mitos y creencias, basadas más en las convenciones que adoptan los periodistas para llevar adelante su trabajo, que en verdadero conocimiento de la realidad del medio. En esto, la televisión no ha hecho otra cosa que repetir la experiencia de medios y tecnologías de la comunicación que la precedieron.
¿Sucederá lo mismo con la comunicación digital y el nuevo periodismo que está surgiendo vigorosamente hoy en el ciberespacio? ¿Habrá esta vez la posibilidad de reflexionar y de prever? ¿De crear unos medios y unos lenguajes que no sean la mera consecuencia de la acción más o menos ciega de las fuerzas de la tecnología?
Si (
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