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Sobre Escolas de Samba y Periódicos

Sobre Escolas de Samba y Periódicos

Sergio Rego Monteiro / Fuente: www. revista-ideasonline.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Los periódicos son organizaciones extrañas. Alguna gente cree, inclusive, que la dinámica empresarial de los periódicos justifica un cierto aire de austeridad; después de todo, un periódico es un templo en el que las vanidades se ejercen y se alimentan más intensamente aún que en cualquier estudio de cine. Un estudio tiene mecanismos de control que permiten a la compañía examinar y probar cada elemento individual de contenido antes de que salga al aire. El contenido del periódico, por el contrario, es siempre una incógnita que solo se devela al día siguiente. Craso error, por ejemplo, es creer que el Director del periódico es el jefe del mismo y aprueba todo lo que sale impreso.Desde acá, desde mi hemisferio sur, en Brasil, a mí me agrada comparar el trabajo que supone armar un periódico diario hasta que llega al público, con la organización del desfile de una escola de samba en Carnaval. Estoy seguro de que todos ustedes tienen una buena idea de cómo se hace un periódico, pero dudo de que muchos sepan como se organiza la exhibición de una escola de samba. Para empezar, tenemos cinco mil personas en cada agremiação (gremio). Este grupo incluye a los más pobres y los más ricos de la población, en una extraña simbiosis de igualdad social interrumpida solamente por la diferencia en las cuentas de banco en ese momento específico. Se supone que cada escuela debe desarrollar un tema central y contar una historia durante su exhibición. Con ese fin, cada uno de los cuarenta gremios, con 100 a 200 personas cada uno, tienen que crear y usar trajes que contribuyan a sugerir una visión de conjunto, con un principio, un medio y un fin, y llevarlo a la calle para el gran desfile El tema es casi siempre de carácter crítico o épico.
Se supone que cada escuela debe desarrollar un tema central y contar una historia durante su exhibición. Con ese fin, cada uno de los cuarenta gremios, con 100 a 200 personas cada uno, tienen que crear y usar trajes que contribuyan a sugerir una visión de conjunto, con un principio, un medio y un fin, y llevarlo a la calle para el gran desfile El tema es casi siempre de carácter crítico o épico.

Un periódico puede compararse con una escuela de samba si pensamos en estos grupos como las distintas secciones y pensamos en la forma en que están organizados. Nosotros seguimos trabajando en las crónicas y dando forma a las páginas hasta que tenemos un producto terminado. En las escuelas vemos que los grupos se organizan en secciones, pero lo único que tienen en común son los trajes que todos usan y el hecho de que se unen a lo largo de una avenida de más de dos kilómetros de largo para lo que llaman “la concentración”. Cinco mil personas que nunca se vieron antes de esa noche forman pequeños racimos y no hay ensayo de ningún tipo. La única cosa que tienen en común es un tema musical que todos tienen que cantar y un enorme conjunto de secciones de tambores y músicos que tratan de mantener la armonía musical. Y estamos hablando de un promedio de 20 escuelas cada año durante los dos días enteros de carnaval. En otras palabras, una multitud de aproximadamente cien mil personas saltando y bailando a lo largo de la enorme avenida. Algo parecido a una película de Fellini.

Dejando de lado algunas obvias exageraciones, un periódico es una empresa similar, si consideramos la múltiple participación de cientos de personas que ayudan a armarlo. En la escola de samba, sin embargo, si cualquier miembro no califica debido a su situación etílica (elegante forma de decir “su borrachera”) o porque su traje no hace juego con el tema general de ese año, no hay forma de que a esa persona se le permita ser parte del espectáculo. Los “presidentes das alas (secciones)” que son los tutores, por así decir, de cada sección de la escola de samba, ejercen un estricto control.

Esta reflexión me recuerda una historia sobre la falta de control en los periódicos, que me sugiere el ritmo sincopado del samba. Estaba en una reunión en la oficina del Director, cuando el principal columnista del periódico irrumpe en la habitación con una nota explosiva: la hija del Presidente estaba usando el avión presidencial para ir a encontrarse con su enamorado en una ciudad fuera de Brasilia. El Director quedó anonadado. Se trataba de una nota problemática porque, además de todo, el periódico estaba negociando un gran préstamo para salvar su vida con un banco de propiedad del gobierno y se esperaba que todo quedara concluido en un par de semanas. Nadie además de mí, sabía de ese hecho. Muy seriamente, el Director se volvió al columnista y dijo: “Hay que llamar al Jefe de Redacción para evaluar y verificar esta fuente y la autenticidad de la nota”. Luego le pidió al columnista que no usara la información, que sería usada más adelante por el periódico si se probaba que era correcta. El Jefe de Redacción estuvo luego a cargo de armar una red para evaluar si la nota subrayada por el Director era válida.

En ese momento, pensé que el Director (que, dicho sea de paso, era el mayor accionista del periódico) estaría rezando para que la noticia no se confirmara. No puede decirlo claramente ahora, pensé, pero él lo va a afirmar en el momento apropiado. Sería un veto a la noticia con consecuencias que no eran muy claras para el sentimiento de independencia que a la sala de redacción le gustaba publicitar que tenía. Esto es lo que tiene en mente, pensé.

Esto fue un jueves por la tarde. Llegó el viernes, y no había confirmación. Al final del día, la responsabilidad y supervisión se transfirió al Jefe de Redacción suplente, que sería el que cerraría el periódico el sábado (nota de redacción: “cerrar” el periódico es autorizar la impresión y aprobar su primera plana). La confirmación no llegó. Esa misma tarde, otra transferencia: la responsabilidad ahora se pasó al otro suplente del Jefe de Redacción. Una soleada y brillanta mañana de domingo, llegó la confirmación de Brasilia, verificada desde todos los ángulos: era cierta. La hija del Presidente, que estaba casada, estaba teniendo un romance con un muy conocido político y estaba usando el avión presidencial para ir a encontrarse con él en su ciudad natal.

La nota confirmando toda la investigación decía en la parte superior de la página: “Nota de interés del Director del Periódico.” El pobre Jefe de Redacción preparó la nota y la publicó el lunes en la página más importante del periódico. Fue un día lamentable que abortó el cuasi-aprobado préstamo del banco y luego hizo que el Presidente y el gobierno cortaran relaciones con los dueños del periódico.

En la escola de samba, eso no hubiera sucedido.
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