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Cuando al idioma le falta la sal

Teresa Ferrari / Fuente: www. periodistaonline.com.ar

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Escribir en idioma neutro es una doble experiencia. Por una parte, descubrimos que nada separa más a dos personas con la misma lengua materna pero distinta nacionalidad que su propio idioma. Por otra, encontrar el idioma neutro y usarlo con fluidez hace que la información pura y dura o la experiencia que se quiera hacer rodar por la web sean comprendidas en cualquier punto, en este caso, de habla hispana. Todo se entiende. Es más claro sin dudas pero... qué falta más absoluta de encanto encierran esas piezas. Por alguna causa, las palabras que más significado tienen en el corazón de un artículo que trata del alma humana siempre pertenecen al slang de la ciudad de origen del artículo.

Muchas veces, la razón para relatar una situación está en la gracia, en el juego de palabras que puede darse alrededor de esa cuestión. Por alguna causa, las palabras que más significado tienen en el corazón de un artículo que trata del alma humana siempre pertenecen al slang de la ciudad de origen del artículo. Si entramos en explicaciones para que no queden fuera ni en México o en Madrid, la magia vuela y desaparece más rápido que un suspiro. Para un español “coger a una chica por los hombros” es una muestra clara de elegancia por parte de quién tomó a la señorita por la cintura. Y no cabe duda de que la situación relatada es pública y apta para todo público. Escribir en idioma neutro es una doble experiencia. Por una parte, descubrimos que nada separa más a dos personas con la misma lengua materna pero distinta nacionalidad que su propio idioma. Por otra, encontrar el idioma neutro y usarlo con fluidez hace que la información pura y dura o la experiencia que se quiera hacer rodar por la web sean comprendidas en cualquier punto, en este caso, de habla hispana.Todo se entiende. Es más claro sin dudas pero... qué falta más absoluta de encanto encierran esas piezas. Muchas veces, la razón para relatar una situación está en la gracia, en el juego de palabras que puede darse alrededor de esa cuestión.
Si entramos en explicaciones para que no queden fuera ni en México o en Madrid, la magia vuela y desaparece más rápido que un suspiro. Para un español “coger a una chica por los hombros” es una muestra clara de elegancia por parte de quién tomó a la señorita por la cintura. Y no cabe duda de que la situación relatada es pública y apta para todo público.

Eso mismo, en la Argentina, puede dar para la risa, ya que por la cintura es complicado “conjugar” ese verbo tal cual lo tenemos registrado en el inconsciente. Y tampoco es para ponerlo en cualquier medio.

En la Argentina, decir que una persona es un “pelotazo” es dejar bien en claro que es de un aburrimiento brutal. En otros países, un pelotazo es estar arriba de ánimo, tener éxito personal y económico. “Correrse”, en España, es tener un orgasmo; en la Argentina es cambiarse de sitio, salirse de un lugar y el orgasmo es denominado con el verbo “acabar”, que en España es dar por concluida una tarea.

Los ejemplos, ya se sabe, son millones y mutantes. Por suerte, el idioma es flexible y se acomoda a las costumbres sociales y los devenires de la historia. Alguna veces para bien y, en otras, con un notorio empobrecimiento.

Buscar la palabra que nombre lo mismo en cada país es una aventura muy rica. Algunos osados fueron filtrando, a costas de no ser comprendidos, algunas palabras lugareñas.

Ya mismo se nota en el idioma de todos los países cómo, poco a poco, fueron adoptando las palabras que más les gusta y dejaron de lado las que usaban antes.

Lo mismo con los giros verbales. Incluso hay muchos que usan el tú, denotando un fuerte chateo con latinoamericanos y españoles.

Y está muy bien. Con esto vendrá más color y más estilo a los localismos. El idioma neutral será más rico hasta disolverse en un idioma universal. Aunque les confieso que me reiría mucho si el Servicio Meteorológico argentino, esta noche, anunciara “Borrascas y chubascos fuertes con aparato eléctrico”, en lugar de “Tormentas eléctricas con lluvias y viento”.

Si sumamos palabras seremos cada día menos neutros.
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