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Y ahora los blogs (Parte II de II)

Francis Pisan / www.netpedal.net

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
El fenómeno se ubica en la línea de lo que constituye la principal característica de la red: la comunicación “many to many” u horizontal, como el correo electrónico y las mensajerías instantáneas. La “muerte de la distancia” no importa tanto como la comunicación intensa entre personas que no se conocen. El rasgo característico de los blogs es hacer pública esta comunicación. Lo que invita a preguntarse si los blogueros son periodistas.
La primera gran diferencia con el periodismo tradicional es la ausencia de una mirada exterior antes de la publicación de un artículo, tal como se desprende de una conferencia ofrecida en la escuela de periodismo de la Universidad de Berkeley, el 17 de septiembre de 2002. No existe secretario de redacción. Pero, gracias a la interacción, los lectores pueden colaborar. “Me envían e-mails para corregir los errores de ortografía”, señaló Meg Hourihan, fundadora de Blogger.com.
Paul Grabowicz, quien dicta un curso sobre los blogs en Berkeley, estima que “colectivamente los blogueros hacen algo que se asemeja mucho al reportaje”, aunque la forma se adecue mejor a los cronistas o editorialistas. “Los blogs –señala Dan Gillmor– forman parte del mecanismo que conduce al periodismo”. Y no deja de repetir: “Nuestros lectores, oyentes, espectadores saben colectivamente más, mucho más de lo que nosotros sabemos”. Ante esta constatación, postula un periodismo concebido más como “conversación” que como “enseñanza magistral”. Scott Rosemberg, jefe de redacción de Salon.com, considera que los blogs obedecen a una “suerte de economía del ego”. Publicar lo que piensa, recibir comentarios, lo hacen “sentirse bien”.
Para Steven Johnson, ex director de la desaparecida revista en línea Feed, “la verdadera revolución prometida por el surgimiento de la galaxia blog no tiene nada que ver con el periodismo. Es un asunto de gestión de conocimientos”. Y agrega: “Lo que torna a los blogs interesantes es precisamente que no se trata de periodismo”.
Hay que desconfiar de los blogs, más aun que de los medios de comunicación tradicionales, de los cuales sabemos que pueden mentir o equivocarse. Aquí los errores son más fáciles.
Pero los vínculos permiten a los lectores acceder a las fuentes originales (que siempre deben verificarse) y constituyen un importante factor de credibilidad.
Destrucción del valor
La nueva locura de los blogs hizo que Dave Winer apostara a Martin Nisenholtz, dueño del sitio de The New York Times, que dentro de 5 años tendrán más autoridad que este florón de la prensa. Los medios de comunicación –sostiene– “habrán cambiado tan profundamente que las personas informadas buscarán la información que necesitan en blogs de aficionados en quienes confían”. Winer no vislumbra la desaparición de los diarios; se interesa por la nueva ecología de los medios de comunicación generada por la aparición de la comunicación horizontal.
Hasta el mundo de los negocios ha descubierto los blogs. Ideactif, empresa quebequense de diseño de sitios web, abrió un weblog colectivo en enero de 2000. “Estamos conectados permanentemente a la red –escriben– y a menudo descubrimos información que puede resultar útil, suscitar la reflexión o simplemente ser divertida. El weblog es un medio para compartir conocimientos de manera sencilla y eficaz”.
Los blogs también pueden servir para compartir los conocimientos internos en el seno de un empresa. Según Amy Wohl, asesora en informática, constituyen “una manera agradable para los empleados de compartir un mismo medio de investigación, análisis y elección de la información”.
De ahí a creer que los blogs podrían hacer ganar dinero no hay más que un paso. Andrew Sullivan, el bloguero más conocido, afirma haber tenido un aumento “de 805.000 visitantes en marzo de 2002 a 1,88 millones en marzo de 2003”. Esto debería generar dinero. Para él, sin duda; pero, según Clay Shirky, analista de internet, no hay que hacerse ilusiones. La publicación de textos tradicionales crea valor debido al trabajo que exige, pero también a causa de la selección (poco común) que ésta implica. La red en general y los weblogs en particular eliminan esto: “son un instrumento tan eficaz de distribución de la palabra escrita que hacen de la publicación una actividad sin valor financiero”.
Los blogueros exitosos pueden esperar un poco de publicidad, el apoyo de un anunciante o algunas contribuciones voluntarias, pero su notoriedad corre el riesgo de ser mejor retribuida en forma de libro o de crónica en un diario tradicional. En cuanto a los periodistas asalariados que poseen un blog, raramente se les paga por hacerlo.
¿Es esto un problema? Lejos de ello. “La destrucción del valor es lo que torna a los weblogs tan importantes”, afirma Shirky. “Queremos un mundo donde no se necesite ayuda ni autorización para escribir alto y fuerte”. Cada bloguero se dirige primero a un círculo restringido de amigos y colegas “en el cual la participación en la conversación es su propia gratificación”. Favorece la creación de nuevas redes de relaciones sociales.
Los blogs aparecen así como una de las formas narrativas específicas en internet. Expresan, con una buena dosis de narcisismo, la historia global y fragmentada del mundo contemporáneo. Si los periodistas escriben el borrador de la historia, los blogueros (6) parecen haber encontrado un espacio para evocar sus balbuceos...
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