www.gacetadeprensa.com

Violencia contra los periodistas y censura: El nuevo panorama de la libertad de expresión en México

Leonarda Reyes / Fuente: www: pulso.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Cuatro asesinatos de periodistas en menos de seis meses, de marzo a septiembre, 2004, reservan para México en éste año el título de más peligroso para el ejercicio periodístico en el continente.

El primer crimen ocurrió en marzo con el asesinato a puñaladas del director editorial de El Mañana, Roberto Mora, en Nuevo Laredo, Tamaulipas; el segundo caso ocurrió en Tijuana, al otro extremo de la frontera norte de México, en Tijuana, Baja California, el editor del semanario Zeta, Francisco Ortiz Franco, fue acribillado por sicarios enmascarados.

Francisco Arratia Saldierna, columnista, murió después de ser torturado, el 31 de agosto, 2004, en Matamoros, Tamps. El más reciente crimen ocurrió en Acapulco, Guerrero, oficialmente el cuerpo de Leodegario Aguilera Lucas, editor de la revista Mundo Político, fue encontrado el 7 de septiembre, 2004 entre un acantilado, el cuerpo había sido incinerado y presentaba disparos. Aunque oficialmente fue dado por muerto, su familia tiene dudas que la autoridad no ha podido disipar, sobre la verdadera identidad del cuerpo encontrado.

El crimen contra el editor de Zeta fue el cuarto atentado criminal en contra del semanario por lo que el nuevo crimen ocupó amplios espacios tanto en México como en el extranjero, pero el resto de los asesinatos fue escasamente difundido.

Hoy día los medios y los periodistas en México disfrutamos una libertad de expresión y acceso a información pública que hace unos años apenas nos atrevíamos a soñar, pero la censura retrocedió sólo al nivel federal, la libertad de expresión es desigual al observar todo el país. En muchos estados, municipios y comunidades persisten las mismas estructuras que han amenazado a la libertad de expresión en el pasado y peor aún, en ciertas zonas la delincuencia organizada ha logrado aliarse al poder público, policías y funcionarios.
Este panorama ha confundido a más de una organización internacional porque incluso en México algunos analistas y periodistas de renombre dan por difunta a la censura oficial, al menos la que amenazaba y reprimía, y hasta hoy se ha dado poco énfasis a un fenómeno que han producido la delincuencia organizada: la autocensura.

Es verdad que todos los días, o casi todos, las noticias en los medios, televisión, radio, prensa, incluyen ejecuciones, detenidos y enfrentamientos con el narcotráfico. Sin embargo, hay una distinción entre publicar los reportes policíacos y la cobertura activa del narcotráfico.

El riesgo se magnifica a niveles extremos cuando la delincuencia organizada actúa en complicidad con el poder político. El temor es tan grande que en algunas zonas los medios explícita o implícitamente han prohibido la investigación del narcotráfico y dado instrucciones de que esa información sea cubierta de manera pasiva, es decir, publicar sólo aquellas noticias que las autoridades proporcionan.

Al mismo tiempo, los periodistas empezamos a ver con más claridad los efectos de la censura comercial, la de los anunciantes sean estos el gobierno o las corporaciones. Esta censura es altamente efectiva y a ella se apegan los medios de comunicación sin muchas protestas, como ocurre en otras partes del mundo.

Sin embargo, ésta podría considerarse tan perniciosa como la censura gubernamental porque, mientras que la censura oficial ha sido abiertamente denunciada y combatida a lo largo de los años, nada se opone a la censura corporativa que resulta fácilmente identificable. Basta con revisar las noticias y cruzarlas con los anuncios publicitarios para recordar que, con demasiado frecuencia, "el que paga manda".

Por ejemplo, una práctica que no es ningún secreto y nadie parece estar cuestionado, es el de los “paquetes“ o campañas publicitarias que incluyen un cierto número de entrevistas dentro de los espacios noticiosos, éstos casos no son excepcionales y hasta tienen cierto carácter de legitimidad. Este caso podríamos llamarlo de corrupción sofisticada porque ya no se trata de los regalos y dádivas para comprar a los reporteros, sino formas de más altos vuelos.

Así, tres poderosa fuerzas escamoten hoy por hoy, la información al interés público: la censura política, la delincuencia organizada y la censura corporativa.

En el caso de la delincuencia organizada, ¿deberían los medios investigar al narcotráfico con riesgos a su seguridad?, la respuesta parece un obvio no, porque hacerlo puede ser suicida, aunque en países como Colombia el ejemplo ha sido justamente el contrario. Pero los medios no pueden ni deben asumir una confrontación que corresponde a las fuerzas de seguridad oficial. Ninguna otra fuerza está en capacidad para enfrentarse y vencerla. Por ello, la autocensura de los medios en temas del narcotráfico es una legítima posición de autodefensa.

En el tema de la censura político-comercial , ¿cómo convertirse en una empresa redituable sin depender de la publicidad oficial que condiciona el contenido? Esta pregunta parece tener una respuesta más sencilla porque existen múltiples ejemplos de que la credibilidad y el periodismo serio pueden ser valores altamente redituables.

Esta vieja censura, que subsiste y es férrea en algunos estados y regiones, la misma vieja censura que corrompió al periodismo, humilló a los reporteros con dádivas y ahora se ha sofisticado, requiere de un compromiso de los medios para rechazarla y abatirla.

México, como recién llegado al club de los países democráticos, todavía tiene mucho camino por delante y la libertad de expresión muchas batallas por librar. Si pensamos que después de siete décadas de régimen autoritario los medios y el periodismo en México están hoy en proceso de cambio, tendríamos que aprovechar esta oportunidad histórica para ir hacia hacer periodismo profesional, ético y de interés público.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)
Compartir en Google Bookmarks Compartir en Meneame enviar a reddit compartir en Tuenti

+
0 comentarios