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Enredos de Hipótesis y Análisis: Tratando de Entender a un Periódico (Parte I de II)

Enredos de Hipótesis y Análisis: Tratando de Entender a un Periódico (Parte I de II)

Sergio Rego Monteiro / Fuente: www.revista-ideasonline.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Los periódicos constituyen, quizás, una de las mejores experiencias laborales que existen, para la gente que odia la rutina y que se puede adaptar a un ambiente en el que el avance se mide día por día, y en el que cada día es totalmente distinto al anterior. En 24 horas, lo que sea que haya sucedido, ya está asentado como historia.
Me parece difícil encontrar otro campo laboral que exija de sus profesionales la misma cantidad de capacidad intelectual y tanto esfuerzo; si lo hay, nunca lo supe.
El proceso de producir y vender un periódico sigue un ciclo rítmico que dura 24 horas – excepto por el diario del domingo, que empieza a producirse cada lunes y que es claramente la edición de una revista, distinta al proceso del día a día.
En el área de marketing y ventas, en particular en los mercados emergentes (para evitar el término subdesarrollados), hay un aspecto más para considerar. ¿Por qué? Porque hay otros paraísos en el mundo en los que los clientes autorizan programaciones extensas. La suma de esas autorizaciones hace que uno se preocupe menos por el día a día. Esto pasa normalmente en la programación de revistas, TV, y radio. Las decisiones, autorizaciones de inserciones y programación invaden la semana y a veces duran varios meses seguidos.
En nuestra parte del mundo, sin embargo, que son los periódicos, casi todo tiene que hacerse en 24 horas debido a nuestra inseguridad incorporada – en el instante en que uno autoriza una publicidad seriada, cambió el mercado.
Ustedes (perdón, la mayoría de ustedes) pueden no saberlo, pero si uno vive y trabaja en una economía latinoamericana cada día es totalmente nuevo.
Siempre digo que no puedo irme de viaje una sola vez y al regresar encontrar el mismo país que dejé. Siempre hay uno u otro cambio importante en el entorno económico o político.
Creo que ya he contado esta anécdota antes, pero un europeo con el que estaba en negociaciones me dijo cierta vez que reanudaríamos nuestras conversaciones en cuanto se calmara la situación en el hemisferio sur. “¿Se calme?”, pregunté. Pero, ¿cuál es su referencia de calma? Suiza, Suecia, el Reino Unido?” Y le cité una larga lista. He vivido acá por más de medio siglo y nunca he visto calma por estos lados.
De allí nuestra creatividad y nuestro espíritu festivo. Nada más aburrido que vivir en países muy estables. Esto en realidad puede ser una forma irónica de justificar nuestra inestabilidad e impedirnos emigrar a otros países. No hay más que mirar la tasa de suicidios en los países llamados del primer mundo. “Si non é vero, é ben trovato,” dirían los italianos (si no es cierto, al menos es una buena excusa). Dicho sea de paso, la tasa de suicidios es extremadamente alta en una pequeña ciudad llamada Pomerode, en el sur de Brasil, que fue colonizada por los alemanes. Voy a avanzar un poco más y a hacer una rápida correlación, que seguro va a provocar protestas: el exceso de estabilidad lleva al suicidio. Ya puedo escuchar el rápido “booh” de mis pocos lectores. Muy interesante como tesis, pero ese no es el punto de esta columna.
Es interesante observar que en esta fábrica de neuróticos – que es el periódico – todos sonríen en el trabajo, la mayoría ama a su compañía y se le hace muy difícil dejarla. La tinta parece incorporarse a la corriente sanguínea y volver al profesional adicto a su actividad, como si fuera un centro de masoquismo.
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