Estados Unidos ha vetado nuevamente una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que solicitaba un alto el fuego en Gaza y la liberación de rehenes. A pesar de que los otros 14 miembros votaron a favor, este veto marca la sexta vez que EE.UU. bloquea iniciativas relacionadas con el conflicto en Gaza. La propuesta, impulsada por diez países no permanentes, también pedía abrir el acceso a ayuda humanitaria en medio de una crisis alimentaria inminente. La embajadora de Dinamarca advirtió sobre el riesgo de pérdida generacional debido a la guerra y el hambre, mientras que el embajador palestino lamentó que el veto impida proteger a civiles. Por su parte, Israel agradeció a EE.UU. por considerar la resolución sesgada y no condenar a Hamás. Esta decisión se produce tras un informe que acusa a Israel de genocidio en Gaza, lo que intensifica las tensiones en la región.
Estados Unidos ha ejercido su poder de veto en el Consejo de Seguridad al rechazar una resolución que solicitaba un alto el fuego en Gaza, así como la liberación inmediata e incondicional de los rehenes. Este veto se suma a cinco anteriores sobre el mismo conflicto, donde los otros 14 miembros del Consejo votaron a favor de la medida.
La resolución, impulsada por los diez miembros no permanentes del Consejo, también exigía la apertura de corredores humanitarios para facilitar el acceso a la ayuda, en un contexto donde la invasión terrestre israelí está provocando un éxodo masivo y llevando a los hospitales al borde del colapso.
A finales de agosto, varios países, entre ellos Argelia, Dinamarca y Grecia, comenzaron las discusiones sobre esta propuesta en respuesta a la declaración oficial de hambruna en Gaza emitida por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), respaldada por la ONU. El texto advertía sobre el riesgo de que la hambruna se extendiera a las provincias cercanas de Deir El-Balah y Jan Yunis hacia finales de septiembre y condenaba cualquier uso del hambre como arma de guerra.
Los miembros del Consejo expresaron su "grave preocupación" por la escalada militar israelí en Gaza y el sufrimiento creciente de los civiles, pidiendo que se detuvieran las operaciones militares inmediatamente. Además, reafirmaron su rechazo a cualquier intento de alterar demográficamente o territorialmente la Franja.
Antes de la votación, Christina Markus Lassen, representante de Dinamarca y portavoz de los diez miembros no permanentes, alertó sobre el riesgo inminente para una generación entera debido a la guerra y sus consecuencias devastadoras. “La hambruna en Gaza es un hecho confirmado”, subrayó Lassen, instando a todos los miembros del Consejo a apoyar la resolución para mantener su responsabilidad en el mantenimiento de la paz internacional.
Por otro lado, Morgan Ortagus, enviada especial adjunta de Estados Unidos para Oriente Medio, justificó el veto afirmando que el proyecto no condenaba adecuadamente a Hamás ni reconocía el derecho de Israel a defenderse. Criticó que los miembros del Consejo ignoraran las advertencias estadounidenses sobre lo "inaceptable" que resultaba esta resolución.
Tras el veto estadounidense, Riyad Mansour, embajador palestino ante la ONU, lamentó profundamente que se impidiera al Consejo desempeñar su papel ante lo que calificó como genocidio. Destacó que millones claman por acciones concretas bajo el capítulo siete para obligar a Israel a detener lo que considera un genocidio contra su pueblo.
Mientras tanto, Danny Danon, embajador israelí ante la ONU, agradeció a Estados Unidos por vetar lo que consideró una resolución "sesgada", argumentando que no condenaba adecuadamente las acciones terroristas ni exigía desarme por parte de Hamás. “Esto no es diplomacia; es obstrucción”, concluyó Danon.
Días antes del veto estadounidense, una Comisión Internacional Independiente había declarado que Israel estaba cometiendo genocidio en Gaza y urgió al país a cumplir con sus obligaciones legales internacionales para poner fin a tales atrocidades. La Comisión basó sus conclusiones en investigaciones exhaustivas realizadas desde el 7 de octubre hasta finales de julio.
Para que una resolución sea aprobada en el Consejo se requiere al menos nueve votos favorables y ningún veto por parte de los cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia.
Estados Unidos vetó una resolución que pedía el alto el fuego en Gaza, la liberación inmediata e incondicional de los rehenes y abrir el acceso a la ayuda humanitaria.
Se trata de la sexta resolución que Estados Unidos veta sobre el conflicto actual en Gaza.
El proyecto advertía del riesgo de que la hambruna se propague a las provincias de Deir El-Balah y Jan Yunis a finales de septiembre y condenaba cualquier uso de la práctica de hacer padecer hambre a la población civil como método de guerra.
La enviada especial adjunta de Estados Unidos para Oriente Medio justificó el veto diciendo que el proyecto no condenaba a Hamás ni reconocía el derecho de Israel a defenderse.
El embajador de Palestina expresó que era "profundamente lamentable" que se bloquease el proyecto, impidiendo que el Consejo desempeñara su papel en proteger a los civiles frente al genocidio.
El embajador de Israel agradeció a Estados Unidos por vetar una resolución que consideró sesgada y señaló que no condenaba las acciones de Hamás.
Días antes del veto, una comisión internacional declaró que Israel estaba cometiendo un "genocidio" en Gaza y urgió a cumplir con sus obligaciones legales bajo el derecho internacional.