El gasto militar global alcanzó un récord de 2,7 billones de dólares en 2024, equivalente a 334 dólares por persona, según un informe de la ONU. El Secretario General António Guterres advirtió que este excesivo gasto no garantiza la paz y desvía recursos esenciales hacia el armamentismo en lugar de invertir en salud, educación y desarrollo. Guterres condenó el reciente ataque israelí a Qatar como una violación de soberanía y destacó la necesidad de priorizar la diplomacia y reequilibrar las inversiones hacia la seguridad humana. Además, subrayó que menos del 4% del presupuesto militar podría erradicar el hambre para 2030.
El gasto militar a nivel global ha alcanzado cifras sin precedentes en 2024, totalizando 2,7 billones de dólares, lo que representa un incremento superior al 9% en comparación con el año anterior, según un informe reciente de la ONU. Esta cifra equivale a un desembolso de 334 dólares por cada habitante del planeta, y si se mantiene esta tendencia, se prevé que el gasto militar podría ascender a 6,6 billones de dólares para 2035.
Durante la presentación del estudio, el Secretario General de la ONU subrayó que aunque los gobiernos tienen la responsabilidad legítima de garantizar la seguridad y proteger a sus ciudadanos, la paz duradera no puede lograrse únicamente mediante el aumento del gasto militar.
En un contexto de creciente tensión internacional, Guterres hizo referencia al reciente ataque israelí a Qatar, un país que ha desempeñado un rol constructivo en las negociaciones para alcanzar un alto el fuego y liberar rehenes. El Secretario General condenó esta acción como una “violación flagrante de la soberanía e integridad territorial” de Qatar, instando a todas las partes involucradas a trabajar hacia un cese al fuego permanente.
Este incidente resalta la cruda realidad que expone el informe: “el mundo gasta mucho más en la guerra que en la construcción de la paz”. La situación actual pone de manifiesto la necesidad urgente de cambiar las prioridades globales hacia una mayor inversión en iniciativas pacíficas.
El informe revela que el gasto militar proyectado para 2024 es trece veces superior a la ayuda oficial al desarrollo proporcionada por los países más ricos a las naciones menos favorecidas, y supera en 750 veces el presupuesto ordinario de la ONU. Guterres enfatizó que este déficit financiero se agrava por la inacción y recordó que actualmente solo una de cada cinco metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible está en camino de cumplirse.
Ante esta situación, hizo un llamado a los países para replantear sus prioridades y reequilibrar las inversiones globales, dirigiéndolas hacia las verdaderas necesidades de seguridad del mundo.
Entre los hallazgos más significativos del informe se destaca cómo el elevado gasto militar desvía recursos esenciales destinados a áreas como salud, educación y creación de empleo. Guterres subrayó que “invertir en las personas es invertir en la primera línea de defensa contra la violencia” en cualquier sociedad.
Aseguró que los presupuestos son decisiones políticas que pueden ser ajustadas, sugiriendo que es posible redirigir fondos hacia sectores más productivos. En este sentido, el administrador interino del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) coincidió con Guterres al afirmar que mejorar las condiciones de vida propicia sociedades más pacíficas.
Haoliang Xu destacó que con apenas 93.000 millones de dólares, menos del 4% del gasto militar total, se podría erradicar el hambre para 2030. Además, mencionó que con poco más del 10% (285.000 millones) sería posible vacunar a todos los niños y financiar doce años de educación básica para todos los menores en países con ingresos bajos y medios con una inversión total cercana a cinco billones de dólares.
El estudio hace hincapié en la necesidad urgente de priorizar diplomacia y transparencia en los presupuestos militares mientras se fomenta el financiamiento al desarrollo. Izumi Nakamitsu, Alta Representante de la ONU para Asuntos de Desarme, enfatizó que “necesitamos una nueva visión sobre seguridad centrada en el ser humano, arraigada en principios fundamentales como los establecidos por la Carta de las Naciones Unidas. Esta visión debe proteger a las personas y no solo las fronteras.”
Nakamitsu advirtió también sobre lo imperativo que resulta reequilibrar las prioridades globales como condición esencial para asegurar la supervivencia humana.
Cerrando su intervención, Guterres reafirmó su postura: “un gasto militar excesivo no garantiza la paz. Por el contrario, frecuentemente socava esa paz al alimentar carreras armamentistas y desviar recursos vitales necesarios para construir estabilidad.” Concluyó señalando que “un mundo más seguro comienza invirtiendo tanto o más en combatir la pobreza como lo hacemos en guerras”.
Cifra | Descripción |
---|---|
2,7 billones de dólares | Gasto militar mundial en 2024 |
334 dólares | Gasto militar por cada persona en la Tierra |
6,6 billones de dólares | Proyección del gasto militar para 2035 si continúa la tendencia actual |
93.000 millones de dólares | Costo estimado para erradicar el hambre para 2030 (menos del 4% del gasto militar) |
285.000 millones de dólares | Costo estimado para vacunar a todos los niños (poco más del 10% del gasto militar) |
5 billones de dólares | Costo estimado para financiar doce años de educación de calidad para todos los niños de países de renta baja y media baja |
El gasto militar global alcanzó un récord de 2,7 billones de dólares en 2024, lo que equivale a un gasto de 334 dólares por cada persona en la Tierra.
António Guterres afirmó que un gasto militar excesivo no garantiza la paz y que, a menudo, socava la estabilidad mundial al alimentar la carrera armamentista y desviar recursos necesarios para combatir la pobreza.
Con menos del 4% del presupuesto militar (93.000 millones de dólares), se podría erradicar el hambre para 2030.
El informe sugiere que los países deben replantear sus prioridades y reequilibrar las inversiones hacia áreas que realmente promuevan la seguridad, como salud, educación y desarrollo sostenible.
La diplomacia debe ser priorizada para garantizar transparencia y rendición de cuentas en los presupuestos de defensa, así como para impulsar el financiamiento al desarrollo.