La Declaración de Nueva York, resultado de una conferencia internacional, aboga por la solución de dos Estados y llama a Israel a comprometerse con un Estado palestino soberano. El documento exige el fin inmediato de la violencia contra los palestinos, la detención de asentamientos y renunciar a intenciones anexionistas. Se propone un plan de paz que incluye el cese de hostilidades en Gaza, la entrega del control por parte de Hamas a la Autoridad Palestina y el establecimiento de una misión internacional temporal. Este es el primer plan de paz que se presenta sin la participación de Estados Unidos, destacando la necesidad de reconocer al Estado palestino para alcanzar una paz duradera en la región.
La reciente Conferencia de Alto Nivel para la solución de dos Estados, celebrada en Nueva York, culminó con un documento final que aboga por el establecimiento de un Estado palestino. Este llamado a la acción se dirige directamente al liderazgo israelí, instándolo a realizar un compromiso público y claro con la creación de un Estado palestino soberano y viable.
En la Declaración de Nueva York, se exige a Israel que ponga fin de inmediato a la violencia contra los palestinos, detenga la expansión de asentamientos y renuncie a cualquier intención anexionista. El texto fue presentado por el ministro de Asuntos Exteriores saudita, Faisal bin Farhan Al Saud, quien destacó que el documento incluye propuestas integrales en diversas áreas, como la política, la seguridad y lo humanitario, constituyendo así un marco viable para alcanzar la paz.
El ministro enfatizó que es fundamental respaldar esta Declaración antes del cierre del 79º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, programado para el 5 de septiembre próximo. La adopción del documento final refleja un consenso internacional en torno a la necesidad urgente de avanzar hacia una solución pacífica.
El documento extenso presenta un plan con medidas concretas y plazos definidos para implementar la solución de dos Estados. Como primer paso esencial, se propone finalizar el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza y establecer un comité administrativo bajo el auspicio de la Autoridad Palestina.
Además, se requiere que Hamas entregue el control de Gaza y sus armamentos a la Autoridad Palestina con apoyo internacional. También se estipula que todos los rehenes deben ser liberados como parte del proceso hacia una paz duradera.
Entre las recomendaciones del documento se incluye el despliegue de una misión internacional temporal, autorizada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un aspecto crucial es que Gaza debe integrarse plenamente al futuro Estado palestino junto con Cisjordania, garantizando que no haya ocupación ni desplazamientos forzados.
La declaración sostiene que poner fin al conflicto israelí-palestino e implementar esta solución es fundamental para satisfacer las aspiraciones legítimas tanto de israelíes como palestinos. Esta estrategia es vista como el mejor medio para erradicar toda forma de violencia y contrarrestar el impacto desestabilizador de actores no estatales en la región.
Asegura también que solo mediante esta solución se puede garantizar tanto la seguridad como la soberanía de ambos pueblos, además de fomentar una paz duradera y una integración regional beneficiosa para todos los involucrados.
En un contexto paralelo, 15 países occidentales han instado a aquellas naciones que aún no lo han hecho a reconocer oficialmente al Estado de Palestina. Este esfuerzo resalta que la Declaración de Nueva York representa el primer plan significativo para alcanzar una paz entre israelíes y palestinos sin depender del respaldo o posición tradicionalmente dominante de Estados Unidos, país ausente en esta conferencia junto con Israel.
La Declaración de Nueva York es un documento final de una conferencia internacional que aboga por la solución de dos Estados, llamando a Israel a comprometerse con un Estado palestino y a poner fin a la violencia contra los palestinos.
Las propuestas incluyen el fin inmediato de la violencia contra los palestinos, la detención de asentamientos israelíes, y el establecimiento de un Estado palestino soberano y viable. También se plantea un plan para terminar la guerra en Gaza y entregar el control a la Autoridad Palestina.
El documento traza un plan con medidas tangibles, incluyendo el fin de la guerra entre Israel y Hamás, el establecimiento de un comité administrativo bajo la Autoridad Palestina, y el despliegue de una misión internacional temporal para estabilización.
La declaración busca satisfacer las aspiraciones legítimas tanto de israelíes como de palestinos, acabar con la violencia en todas sus formas y garantizar la seguridad y soberanía de ambos pueblos.
Es el primer plan delineado al margen de la posición de Estados Unidos, que no participó en la Conferencia, lo que marca un cambio significativo en los esfuerzos internacionales por resolver el conflicto.