La inteligencia artificial se está utilizando frecuentemente por los Estados para rastrear y acosar a activistas de derechos indígenas, según alertó el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Durante un evento sobre los derechos de los pueblos indígenas, Volker Türk destacó que estos defensores enfrentan amenazas y represalias, además de estar excluidos de decisiones clave sobre tecnologías que podrían beneficiarlos. También advirtió sobre la impunidad en asesinatos de activistas indígenas y las violaciones sistemáticas a sus derechos, resaltando la urgencia de proteger sus territorios frente a industrias destructivas y el impacto del cambio climático.
Las herramientas de vigilancia basadas en inteligencia artificial están siendo utilizadas por los Estados para rastrear y acosar a los defensores de los derechos de los pueblos indígenas, según advirtió el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk. Durante la apertura del 18º período de sesiones del Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Türk destacó que estos activistas continúan enfrentándose a amenazas y represalias.
El Alto Comisionado instó a la comunidad internacional a reflexionar sobre cómo desarrollar y desplegar nuevas tecnologías, con el objetivo de minimizar los riesgos asociados y maximizar sus beneficios potenciales. En este contexto, subrayó que los pueblos indígenas siguen estando en gran medida excluidos de las decisiones políticas cruciales relacionadas con el desarrollo de la inteligencia artificial.
Türk enfatizó que, sin garantías de derechos humanos, los avances tecnológicos corren el riesgo de reproducir y afianzar las desigualdades existentes en el mundo, incluidas aquellas que afectan a las comunidades indígenas. Según datos recopilados por su oficina, entre 2023 y 2024, un alarmante 26% de los defensores de derechos humanos asesinados eran indígenas, principalmente en América.
La impunidad generalizada que rodea estos asesinatos es motivo de preocupación para Türk. Además, expresó su inquietud por las violaciones sistemáticas contra los derechos de los pueblos indígenas. Estos grupos enfrentan discriminación en el acceso a la justicia, la salud, la educación y otros servicios esenciales.
A nivel global, las industrias mineras y extractivas, junto con la deforestación y la agricultura intensiva, están explotando y destruyendo tierras y territorios sin el consentimiento previo de las comunidades originarias. Muchos pueblos indígenas aún carecen del reconocimiento oficial de sus derechos territoriales, lo que complica su capacidad para defender sus territorios.
Türk también señaló que los pueblos indígenas son particularmente vulnerables a la crisis climática. “Las sequías, inundaciones, deforestación e incendios forestales están devastando ecosistemas que han sustentado a estas comunidades durante milenios”, afirmó. Ante estos retos inminentes, el camino hacia adelante se presenta complicado.
El Alto Comisionado concluyó haciendo un llamado a unir esfuerzos para garantizar que las políticas y decisiones relacionadas con la acción climática y el desarrollo tecnológico reflejen la sabiduría y experiencia acumulada por los pueblos indígenas a lo largo del tiempo.
La inteligencia artificial se está utilizando por parte de los Estados para rastrear y acosar a los defensores de los derechos de los pueblos indígenas, según el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Sin garantías de derechos humanos, el desarrollo y despliegue de nuevas tecnologías pueden reproducir y afianzar las desigualdades existentes, afectando especialmente a los pueblos indígenas que están excluidos de decisiones políticas clave.
Entre 2023 y 2024, el 26% de los defensores de derechos humanos asesinados eran indígenas, principalmente en América. Existe una preocupación por la impunidad generalizada en estos casos.
Muchos pueblos indígenas no cuentan con reconocimiento oficial de sus derechos territoriales, lo que dificulta su capacidad para defender sus tierras frente a industrias extractivas y otros desarrollos sin su consentimiento.
Los pueblos indígenas son particularmente vulnerables al caos climático, enfrentando sequías, inundaciones y otros desastres que destruyen sus ecosistemas tradicionales.