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Derechos de comunicación en Chile y en el mundo (Parte II, de III)

Lidia Baltra // Fuente: www. saladeprensa.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Los medios dominantes de comunicación, que muestran la actualidad como un espectáculo fugaz, ajeno a la realidad y vacío de memoria, bendicen y ayudan a perpetuar la organización de la desigualdad creciente”.2 Y este mensaje único se verá billones de veces multiplicado, en cantidad y velocidad, por el avance creciente de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) manejadas por el capital y el mercado. Es lo que requiere la globalización del modelo hegemónico para eternizarse.

La Cumbre de Ginebra sobre la Sociedad de la Información fue convocada por Naciones Unidas bajo la organización de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo con 189 estados miembros y un Consejo Consultivo que reúne a 660 empresas privadas, muchas de ellas transnacionales propietarias de tecnologías que necesitan promover. No fue sorpresa para nadie, entonces, que se aprobara, por ejemplo, que los países tercermundistas deben crear los ambientes adecuados para el ingreso de inversiones extranjeras en estas tecnologías, ahora que el mercado en los países del primer mundo está muy próximo a la saturación. Rechazaron en cambio la iniciativa presentada por Senegal, de crear un Fondo de Solidaridad Digital para ayudar a los países tercermundistas a manejar esas tecnologías y postergaron la discusión sobre quién dirigirá Internet, con Estados Unidos tratando de circunscribirla únicamente a los países del Grupo de los 8. Poco se avanzó en la segunda etapa de esta Cumbre, en marzo de 2005 en Túnez.

La convocatoria de la CMSI en Ginebra llamaba a cómo utilizar mejor el poder de la tecnología de la información para el desarrollo. Para Naciones Unidas, se trataba fundamentalmente de ver modos de acortar la “brecha digital”, es decir, el abismo que existe hoy entre el uso y apropiación de las TIC en el mundo desarrollado y aquél en los países tercermundistas. Vale decir que, para los efectos de esta Cumbre, la Sociedad de la Información se entiende como aquella de quienes tienen acceso a las TIC en calidad de consumidores de informática y telecomunicaciones, todo ello regido por el capital y el mercado.
Previendo el rumbo que tomaría la Cumbre de Ginebra, las ONG representantes de la sociedad civil y de los paises en desarrollo se prepararon con mucha anticipación para presentar una visión más amplia, tratando de cambiar, en primer lugar, el concepto de “informacion” por el de “comunicación”. Pero no fueron aceptadas en las mesa de debates y debieron organizar su foro aparte, paralelo a la Cumbre. Su propuesta “Construyendo sociedades de la información para las necesidades humanas” ha sido difundida por la gran red y es un documento de 25 páginas donde se plantean muchas ideas para que “otra comunicación sea posible”.

Fue el resultado concreto del Foro Mundial sobre el Derecho a la Comunicación, coordinado por la campaña CRIS ( por su sigla en inglés: Communication Rights in the Information Society) que a su vez es promovida por la WACC (Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana), desde su sede de Londres. El foro tuvo como objetivos: 1) demostrar y documentar la importancia de los Derechos de Comunicación para la gente y las comunidades en una Sociedad de la Información. 2) Contribuir al nacimiento y comprensión del concepto de Derecho de Comunicación. Y 3) promover dicho concepto, su reconocimiento y su realización.

Al término se emitió también la “Declaración sobre los Derechos de Comunicación” –que se ha difundido ampliamente a través de internet–3 presentada por el experto holandés Cees Hamelink. El texto coloca bajo este nombre a un número de derechos humanos relacionados con la información y la comunicación, comenzando por aquel de la Declaración Universal de Derechos Humanos inherentes a la condición humana. Ellos son: derecho a la Libertad de expresión y opinión (art. 19 de la misma); derecho a la Inclusión (acceso universal a la información y a los conocimientos, a la educación, a la protección de la vida cultural de las comunidades y el intercambio equitativo en avances científicos y tecnológicos); derecho a la Diversidad en lo cultural, de información, lingüística, biológica y comunicacional; y derecho a la Participación, es decir, a que los puntos de vista de todos sean tomados en cuenta especialmente los de las mujeres y grupos minoritarios y marginalizados. La declaración recalca el papel esencial de la comunicación en los procesos de toma de decisiones políticas.

Para la campaña CRIS es importante que se lo reconozca como derecho, pues de este modo, cualquier individuo o grupo social puede exigir del Estado que se constituya en garante de su ejercicio y de este modo se pondría una fuerte barrera a la situación actual de sistemas de medios monocordes promoviendo un “pensamiento único”, como ha dicho Ignacio Ramonet.

Algunos ya han advertido que con la Cumbre sobre la Sociedad de la Información se está volviendo el antiguo debate sobre “políticas de comunicación” de los años 70 y 80, cuando la meta era establecer sistemas de comunicación más democráticos.

Una política de comunicaciones democrática

Hace 30 años, este debate se realizó en el seno de UNESCO. Pero aquel “Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación” (NOMIC) terminó en el año 81 por el chantaje de Estados Unidos y Gran Bretaña, los principales sostenedores económicos de UNESCO, que amenazaron con retirarse del organismo si la discusión continuaba. Y en adelante, el tema de las comunicaciones en las Naciones Unidas quedó radicado en la UIT.
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