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Tecnología digital, individuo, globalización e Internet (Parte II, de III)

Jon Murelaga Ibarra // Fuente: www. saladeprensa.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Las sociedades industrializadas han visto alterada la situación del individuo dentro del mapa productivo como indica Manuel Castells y ha surgido así un nuevo espacio industrial: “La fabricación de alta tecnología presenta una composición ocupacional muy diferente de la fabricación tradicional: se organiza en una estructura bipolar en torno a dos grupos predominantes de tamaño más o menos similar: De un lado, una mano de obra altamente cualificada, basada en la ciencia y la tecnología; de otro, una masa de obreros no cualificados que participan en el montaje rutinario y las operaciones secundarias. Aunque la automatización ha permitido cada vez más a las compañías eliminar los niveles más bajos de trabajadores, el aumento asombroso del volumen de producción sigue haciendo que se emplee –y así seguirá durante algún tiempo- un número considerable de trabajadores no cualificados y semicualificados, cuya localización en las mismas zonas que los científicos e ingenieros no es viable desde el punto de vista económico, ni apropiado desde la perspectiva dominante en el actual contexto social. En medio, los obreros cualificados también representan un grupo particular que cabe separar de los niveles elevados de la producción de alta tecnología”.

Durante muchos años el concepto multimedia ha sido utilizado como comodín de lo que era el futuro. Se entendía como un término abstracto y que englobaba lo que no conocíamos pero queríamos utilizar. Así, cuando los nuevos soportes digitales y multimediáticos han aterrizado en la sociedad, el individuo ha reconocido el avance que supondrían y ha adecuado la tecnología a sus necesidades.
Hoy en día es habitual que en el seno de cada familia encontremos un ordenador y varios teléfonos móviles y eso, no nos olvidemos, es tecnología. La red de redes altera los conceptos de espacio y tiempo pero también el de objeto. El espacio desaparece para abstraerse y globalizarse y el tiempo se detiene hasta que el usuario quiera. El objeto o el mensaje, no obstante, permanecen en la mente digital de la red en lo que es la mayor biblioteca interactiva, virtual y multimediática jamás conocida.

No obstante es normal que una preocupación nos invada cuando hablamos de Internet. ¿Para que utilizamos la red? Estudiosos del tema y del análisis de la sociedad red como Castells apuntan que de no producirse un giro en el uso de las nuevas tecnologías, estas, pueden verse infravaloradas por la sociedad: “ A pesar de toda la ideología sobre el potencial de las nuevas tecnologías para mejorar la educación, la salud y la cultura, la estrategia prevaleciente apunta hacia un desarrollo de un gigantesco sistema de entretenimiento electrónico, considerado la inversión más segura desde una perspectiva empresarial. Sólo indico que el uso real en los primeros estadios del nuevo sistema determinará considerablemente los usos, las percepciones y, en última instancia, las consecuencias sociales de los multimedia”. (Castells, 1997)
Es por este motivo que la educación o multialfabetización es todavía una asignatura pendiente que tiene la tecnología sobre el individuo. Richard W. Budd (1997) se basa en esta necesidad para diferenciar las necesidades del sujeto ante la tecnologización de las sociedades e indica que el aprendizaje se debe realizar. De sus diferentes tipos de alfabetización destacamos los siguientes:
Alfabetización tecnológica. La habilidad para buscar, encontrar, ordenar, categorizar y organizar información para el uso personal y profesional. Cómo conseguir el acceso y el uso de Internet y otros bancos de datos en línea relevantes”.

Dentro de esta alfabetización podríamos englobar la pregunta de para qué queremos la tecnología. Es evidente que es el primer punto de partida para la adecuada utilización de los soportes digitales. Una vez delimitado el campo (personal o profesional) para el que usamos las fuentes digitales debemos manipular los mensajes deacuerdo a valores éticos y personales que marquen nuestra persona. Es decir, si en la vida cotidiana somos unos depravados seguramente seguiremos siéndolo en la red y viceversa. Aún asi, debemos tener en cuenta que la conducta del individuo pude verse alterada por la pasividad del medio y del control que se desarrolle sobre este.

La diferenciación en el carácter del mensaje es fundamental para delimitar el campo para el que utilizamos los nuevos soportes. Esto es: el uso personal se entendería por ocio y el profesional como trabajo. La interferencia entre los dos extremos sería perjudicial para el individuo ya que el objeto de búsqueda sería afectaría el sentido de la misma utilización. Es recomendable actuar en función de las necesidades del momento y aplicar cierto grado de raciocinio para que los campos personal y profesional no se enfrenten. Internet y las nuevas tecnologías pueden ser las mejores aliadas jamás conocidas para desarrollar nuestro trabajo pero también pueden ser el mayor entretenimiento jamás conocido. Un periódico también puede ser el mejor medio para informarse pero también para entretenerse si somos asiduos de horóscopos, crucigramas, sopas de letras…
La tecnología nos ofrece sobre todo (parafraseando a Mauro Wolf), y esta es tal vez la parte la importante de la alfabetización tecnológica, libertad de elección respecto a los contenidos, posibilidad de interactuar entre diferentes puntos con diversos mensajes, una mayor especialización de las propuestas y una descentralización de los emisores. Somos libres para decidir cuánto y qué queremos saber. Tenemos la posibilidad de interactuar, de ser protagonistas directos sin intermediarios, para elaborar y desarrollar un conocimiento. Tenemos la posibilidad de ajustar nuestros gustos y diseñar los mecanismos necesarios para saciar nuestras necesidades con los instrumentos y propuestas que nos propongan las nuevas tecnologías. Y, por último, podemos crear centros de emisión de mensajes desde cualquier punto del planeta inutilizando el factor espacio.

Alfabetización mediática. La habilidad para comprender cómo la presentación de las ideas e informaciones por los "medios" forma nuestra comprensión del mundo en el cual vivimos; cómo ellos reúnen, editan y empaquetan mensajes y cómo estas elecciones forman la agenda de nuestras interacciones personales, crean nuestros intereses sociales y llenan los vacíos analfabetos en nuestro conocimiento”.

Sin duda los medios de comunicación de masas han realizado una brillante labor de entretenimiento, información y educación mediática. Si esta lógica la aplicamos a los nuevos contenidos digitales nos encontramos dentro de un contenedor de mensajes tan amplio que es difícil valorar el resultado que de estos mensajes hagamos. El individuo no solo cuenta con los medios que más o menos podía tener localizados y clasificados hasta el momento sino que multiplica los mensajes y se hace creador de los mismos.
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