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Reporte sobre la libertad de prensa, 2003 (Parte II de III)

Reporteros sin fronteras / Fuente: www. pulso.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
En este año, asesinaron a dos periodistas en Costa de Marfil. Desde septiembre de 2002 y el comienzo de la guerra, son muy difíciles las condiciones de trabajo de los periodistas costamarfileños y extranjeros, acusados de complicidad con los rebeldes y frecuentemente señalados a la venganza popular, por los medios de comunicación cercanos al poder. En 2003 mataron a un periodista costamarfileño y a un periodista extranjero, Jean Hélène, corresponsal de Radio France Internationale (RFI) en Abiyán. En Colombia, donde la guerra civil causa estragos desde hace cuarenta años, cuatro periodistas murieron por denunciar la corrupción de los cargos electos, e incluso su connivencia con los grupos armados. Con una media de cuatro periodistas muertos cada año, durante los últimos diez años, Colombia puede considerarse como uno de los lugares más peligrosos del mundo para los profesionales de la prensa. Una situación extrema que se explica por la total impunidad que disfrutan los asesinos de periodistas. En algunas regiones, controladas por los grupos armados (los departamentos de Arauca, Nariño, Santander), la población ya no tiene acceso a una información libre y fiable.

Cada vez más periodistas detenidos
A fecha 1 de enero de 2004, al menos 124 periodistas estaban encarcelados en el mundo, por sus opiniones o a causa de sus actividades profesionales. Una cifra en constante aumento desde 2001 (489 periodistas detenidos en 2001, 692 en 2002, 766 en 2003). Los países donde más se encarcela a periodistas son Cuba (30), Birmania (17), Eritrea (14) e Irán (11). En Cuba, Fidel Castro aprovechó la concentración de miradas sobre Irak para franquear una nueva etapa en la represión, y hacer encarcelar a las figuras más importantes de la prensa independiente de la isla. En marzo detuvieron a veintisiete periodistas, en una razzia entre las filas de la disidencia, y luego les condenaron, en procesos de tipo estalinista, a penas que van de 14 a 27 años de cárcel.
Entre ellos se encuentran Ricardo González, director de la revista De Cuba y corresponsal de Reporteros sin Fronteras, y el poeta y director de Cuba Press, Raúl Rivero, condenados a veinte años de cárcel. Estas detenciones elevan a treinta el número de periodistas entre rejas en Cuba.Birmania es, desde hace muchos años, el país de Asia donde más periodistas están encarcelados (17), por sus escritos a favor de la democracia. Un periodista deportivo, detenido en 2003, ha sido condenado a muerte. El Relator especial de Naciones Unidas para Birmania denunció, tras una visita en 2003 a la cárcel de Insein (Rangún), el "infierno" de los centros de detención birmanos. En Nepal, el final del alto al fuego en agosto provocó una nueva oleada de detenciones de periodistas pro-maoístas, o sospechosos de serlo. En 2003, las fuerzas de seguridad detuvieron, a menudo en secreto, a más de cuarenta de ellos, y les maltrataron.Eritrea es el mayor calabozo del continente africano para los periodistas: 14 permanecen encarcelados, y no se filtra ninguna información sobre el lugar y las condiciones de su detención. Desde 2001, solo tiene derecho a publicarse la prensa oficial.

En Irán la justicia, en manos de los conservadores, encarcela sin cesar a periodistas, especialmente a los trabajan en la prensa reformista que, por otra parte, es muy activa. Al menos medio centenar fueron detenidos; más que el año pasado. La mayoría fueron juzgados en procesos a puerta cerrada, y algunos estuvieron aislados durante varios meses. En Siria, hecho revelador de la dificultad de llevar a la práctica las reformas, el corresponsal del periódico panárabe Al-Hayat pasó varios meses detenido, por recordar los preparativos de la guerra de Irak. Este encarcelamiento "preventivo" sonó como un aviso, dirigido al conjunto a los periodistas sirios, estrechamente vigilados por el poder.

Por primera vez desde 1995, en Argelia se dictó una condena de prisión incondicional para un periodista, finalmente conmutada por una fuerte multa. Marruecos encarceló en 2003 a dos periodistas, reenviando la situación de la libertad de prensa a varios años atrás. El director de publicación Alí Lmrabet fue condenado a tres años de cárcel, por algunas caricaturas y una entrevista sobre el Sáhara occidental, que no gustaron al rey Mohamed VI. Otro periodista está encarcelado, en aplicación de la ley antierrorista, aprobada en 2003.

En Rusia, por primera vez desde la caída de la URSS en 1991, un periodista ha sido condenado a un año de trabajos forzados, por un asunto de difamación. El año 2003 fue particularmente difícil para los periodistas de Bielorrusia, donde tres de ellos cumplen todavía condenas de trabajos forzados, por "insulto al presidente". En Kazajistán y Uzbekistán, dos periodistas y defensores de la libertad de prensa están encarcelado y las autoridades llevaron a cabo campañas de denigración contra ellos.A pesar de las amplias reformas, aprobadas en la perspectiva de la adhesión de Turquía a la Unión Europea, los periodistas que critican al gobierno o al ejército, así como los periodistas pro-kurdos, siguen sometidos, en la práctica, a procedimientos judiciales abusivos. Catorce periodistas fueron detenidos en 2003, y al menos cinco están actualmente encarcelados, por expresar sus opiniones en el marco de su actividad profesional.

Un número importante de agresiones y amenazas
En relación con 2002, se estacionó el número de periodistas agredidos y amenazados, pero en un nivel muy alto.

En Bangladesh no se constató ninguna mejora. Más de doscientos periodistas fueron agredidos o amenazados de muerte por militantes políticos, extremistas religiosos o mafias locales. Frente a esa violencia endémica, la inacción de las autoridades anima a la reincidencia. En Afganistán, se vieron obligados a huir del país dos periodistas condenados a muerte con una fatwa, tras la publicación de un artículo sobre el laicismo.

En Haití, los periodistas son víctimas de agresiones repetidas, y de amenazas de los partidarios del presidente Jean-Bertrand Aristide. El gobierno encubre a los agresores y frecuentemente es el instigador de esa violencia. La impunidad no ha disminuido: tras la investigación sobre el asesinato de Brignol Lindor (al que mataron el 3 de diciembre de 2001), la del asesinato de Jean Dominique (muerto el 3 de abril de 2000) concluyó este año, sin que se haya señalado a sus autores intelectuales. Muchos periodistas haitianos continúan emprendiendo el camino del exilio.

En Venezuela se censaron noventa y tres agresiones a periodistas, principalmente en el final de la gran huelga contra el presidente Hugo Chávez, en enero y febrero. La mayoría son imputables a los partidarios del Presidente, que denuncian el antichavismo de los grandes medios de comunicación. En Guatemala, la campaña de las elecciones presidenciales estuvo acompañada de una multiplicación de agresiones a la prensa, esencialmente relacionadas con la polémica candidatura del ex dictador Ríos Montt. En Bolivia, y en menor medida en Perú, la prensa fue víctima de un clima de protesta. En la represión de las revueltas que llevaron a la dimisión del presidente boliviano Sánchez de Lozada, varios medios de comunicación y periodistas resultaron atacados o amenazados.

Finalmente, el número de periodistas agredidos siguió aumentando de manera alarmante en Ucrania. En Rusia se mantuvo muy elevado, con 18 agresiones. Violencias que, en particular, afectan a los reporteros que investigan, en las provincias, sobre casos de corrupción en los que están implicadas algunas autoridades locales.

La censura, un valor en alza
2003 asistió a un aumento de la censura, en todo el mundo. Una vez más fue en Asia donde se amordazó al mayor número de medios de comunicación.

En China, el paisaje mediático está en plena revolución. El gobierno cierra los periódicos deficitarios y se crean nuevos grupos de prensa. Pero la censura vigila, cuando se trata de temas delicados: la disidencia, la corrupción, la epidemia de SRAS y del SIDA forman parte de los temas en los que las autoridades solo toleran las mentiras oficiales. Birmania ostenta el triste privilegio de ser uno de los pocos países del mundo que practican la censura previa. La Junta Militar reforzó este año el control de los medios de comunicación, tras la detención de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. Ningún medio pudo mencionar el acontecimiento, ni la crisis bancaria que vivió el país. En el Pacífico, el rey de las islas Tonga se distinguió prohibiendo el único bisemanario independiente, Tami o' Tonga.

Resulta alarmante constatar un cierto recrudecimiento de la censura en el continente africano. En varios países se han vuelto a embargar periódicos, prohibir radios, etc. En Zimbabue, el Daily News, único diario independiente del país, se cerró a mitad de septiembre. El régimen envejecido de Robert Mugabe expulsó al último corresponsal extranjero en 2003, haciendo del país una tierra inaccesible para los medios de comunicación internacionales.
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