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¿Quién corrompe a los periodistas?

John Virtue // Fuente: www. pulso.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Cuando Héctor Silva se hizo cargo de la Alcaldía de San Salvador en 1997, le sorprendió encontrarse los nombres de 75 periodistas en la nómina municipal. Silva, el más famoso de los guerrilleros devenidos en funcionarios electos en El Salvador, ordenó inmediatamente que cesaran los pagos a los periodistas.

Pasamos al 2000 en Miami, a veces llamada la capital de América Latina. Aquí se descubrió que el alcalde del condado Miami-Dade, Alex Penelas, y 17 otros candidatos a varios puestos electos, incluyendo un juez, habían hecho pagos a tres comentaristas radiales.

De acuerdo al Miami Herald, que investigó la historia, la mayor beneficiaria de estos pagos fue Martha Flores, la conductora de un programa de opinión en Radio Mambí, que había recibido más de $63.000 por ayudar en las campañas electorales de ocho candidatos, a quienes facturaba a través de su agencia publicitaria MarFlo Advertising, Inc. La tercera parte del dinero había venido del ex concejal de Miami, Humberto Hernández, que actualmente cumple una condena de cuatro años de cárcel por fraude bancario.

Los otros comentaristas implicados eran Carlos D'Mant de La Poderosa, y Ricky Thomas, de la emisora en inglés WMBM.

Los rivales de los candidatos apoyados por el trío sostienen que los comentaristas los atacaron en sus programas. El reverendo Richard P. Dunn, que perdió una elección frente a Humberto Hernández en 1996, le dijo al Herald que Flores y Hernández lo atacaban regularmente en el programa. "Ella es una mercenaria política pagada; no una periodista", dice Dunn. "Me destruyó".
Flores, por su parte, niega que exista ningún conflicto de interés. "Yo trato a todo el mundo igual", dijo. D'Mant se hizo eco de esa postura, diciendo que no favorece a nadie. "Siempre he gritado, 'No estoy a la venta, pero me alquilo' ".

Mientras que Radio Mambí le paga un sueldo a Flores, D'Mant recibe comisiones del 50 por ciento del importe de los anuncios que logra su programa. Otros comentaristas de la radio en idioma español también son compensados en proporción al ingreso publicitario de sus programas.

Claudia Puig, la gerente general de Hispanic Broadcasting Corporation, la empresa dueña de Radio Mambí, dice que le había advertido a Flores que no mezclara la política con el periodismo. "No le permitimos que se meta en un conflicto de intereses como éste", dijo. "Esto no sucederá otra vez".

Su homónima en La Poderosa y vicepresidenta de la empresa de la que es dueño su marido, Ana V. Rodríguez, dijo que ellos sólo se preocupan cuando las actividades ajenas a los programas afectan el contenido de los mismos.

En su editorial de la misma semana en que salió el reportaje, el Miami Herald dijo:
Los periodistas éticos se cuidan de evitar estos conflictos de interés o la apariencia de los mismos. Los periodistas éticos no aceptan favores, mucho menos dinero, de gente sobre quienes reportan. Y la prensa seria - se trate de periódicos o emisoras - apoya esas normas, aislando a los periodistas del departamento comercial.

No importa cuánto el conductor de un programa defienda la imparcialidad, el conflicto es implícito. Los políticos les pagan buscando acceso a voces influyentes.

Después de haber ofrecido talleres de ética en 13 países latinoamericanos, he llegado a la conclusión que los grandes corruptores de los periodistas son los políticos. Pero rara vez existe documentación de estos pagos.

Sin embargo, el periódico mexicano La Jornada informó en marzo que había encontrado recibos de pagos a periodistas, hechos regularmente por el alcalde de Ciudad México, Oscar Espinosa Villareal, a principios de la década de los noventa, para asegurarse una prensa favorable.

El diputado Leónidas Plaza Sommers, de la provincia de Cotopaxí en Ecuador, pensó que se estaba garantizando una prensa favorable a largo plazo cuando abonó un millón novecientos mil sucres ($750) a un corresponsal de El Universo de Guayaquil. El corresponsal escribió un artículo favorable y luego siguió con varios desfavorables. Plaza Sommers escribió a la dirección del periódico quejándose en 1996 e incluyó una fotocopia del cheque que le había dado al periodista. El periódico despidió al periodista y publicó un artículo sobre el incidente, ilustrado con una reproducción del cheque.

La prensa panameña descubrió en 1994 que unos 30 periodistas estaban en la nómina de Balbina Herrera, la primera presidenta de la legislatura. En esa ocasión ella explicó que los periodistas desempeñaban funciones de "relaciones públicas". Herrera es en la actualidad presidenta del Partido Revolucionario Democrático, que apoyaba a Manuel Noriega cuando éste estaba en el poder.

Recientemente conduje un taller sobre ética en Miami para diez periodistas haitianos. Uno de ellos dijo que había recibido un cheque de un político en agradecimiento por un artículo que había escrito. "Me quedé con el cheque", dijo. "No creo que haya hecho nada malo". Antes de que yo pudiera intervenir, sus colegas comenzaron a criticarlo por su falta de ética.

Los periodistas haitianos recién abandonaban Miami cuando el Herald reveló la noticia sobre los pagos a los comentaristas radiales.
¿Y Héctor Silva? Doctor en medicina y miembro del Frente Democrático Revolucionario durante los doce años de guerra civil que terminó en 1992, Silva logró facilmente la reelección a la alcaldía este año sin ningún periodista escondido en su nómina. De paso, su hijo Héctor es periodista.
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