Mujeres indígenas en América Latina se unen para abordar el alarmante aumento de la violencia digital que las afecta. En un taller organizado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, activistas y líderes discutieron los desafíos únicos que enfrentan en entornos digitales, como el acoso y la desinformación. Se destacó la necesidad de marcos legales específicos y recursos adecuados para proteger a estas mujeres y garantizar su acceso a la justicia. Las participantes abogaron por redes de apoyo y el fortalecimiento del liderazgo femenino indígena, así como por un compromiso de las empresas tecnológicas para crear entornos digitales seguros. La ONU reafirmó su apoyo a las iniciativas comunitarias y la importancia de acciones interculturales para combatir esta problemática.
En el contexto de los 16 días de activismo para erradicar la violencia contra las mujeres, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos organizó un taller titulado “Violencia digital contra las mujeres indígenas en América Latina”. Este evento reunió a lideresas, defensoras de derechos humanos y representantes de organismos internacionales, con el objetivo de abordar el alarmante aumento de la violencia digital que afecta a este grupo vulnerable.
El taller se centró en visibilizar los desafíos específicos que enfrentan las mujeres indígenas en entornos digitales, así como en recoger propuestas comunitarias que busquen fortalecer la prevención, protección y acceso a la justicia. Durante la sesión, se destacó que la violencia digital —que incluye acoso, amenazas, difusión no consentida de imágenes y desinformación— es una forma de violencia de género que impacta desproporcionadamente a las mujeres indígenas.
Iris Brito, una destacada lideresa maya de Guatemala, subrayó que esta violencia tiene consecuencias severas en la salud mental y en la participación comunitaria de las mujeres, especialmente en áreas rurales donde el acceso a la educación y a habilidades digitales es limitado. La situación exige atención urgente por parte de las autoridades y organizaciones pertinentes.
Las panelistas coincidieron en que es crucial desarrollar marcos normativos y protocolos específicos que reconozcan la naturaleza intercultural de esta violencia. Ercilia Castañeda (Ecuador), Elisa Loncon (Chile) y Ruth Alipaz (Bolivia) señalaron vacíos legales que obstaculizan el tratamiento adecuado de las denuncias presentadas por mujeres indígenas.
Además, resaltaron que la falta de recursos, conectividad y equipamiento tecnológico representa una forma adicional de exclusión, restringiendo tanto el acceso a información relevante como a mecanismos efectivos para denunciar estos abusos. Esta realidad agrava aún más su situación dentro del ámbito digital.
Entre las estrategias comunitarias discutidas, se enfatizó la importancia de establecer redes de apoyo entre mujeres, fortalecer el liderazgo indígena femenino, capacitar en despatriarcalización y revitalizar prácticas espirituales y territoriales como fuentes de resiliencia. Estas acciones son vistas como fundamentales para combatir la violencia digital desde una perspectiva comunitaria.
Las participantes hicieron un llamado claro a las empresas tecnológicas para asumir responsabilidades, prevenir incitaciones al odio y garantizar condiciones adecuadas para reportar incidentes. Por su parte, representantes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos reafirmaron el compromiso continuo de la ONU para apoyar procesos formativos e incidencias técnicas.
El taller concluyó con un fuerte énfasis en la necesidad de acciones interculturales para prevenir y responder a la violencia digital. Asimismo, se hizo un llamado urgente para fortalecer la participación política y asegurar una protección integral para las mujeres indígenas en todos los niveles decisionales.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos organizó un taller titulado “Violencia digital contra las mujeres indígenas en América Latina”, donde se reunieron lideresas, defensoras de derechos humanos y representantes de organismos internacionales.
Las mujeres indígenas enfrentan desafíos como el acoso, amenazas, difusión no consentida de imágenes y desinformación, lo que constituye una forma de violencia de género que les afecta de manera desproporcionada.
Iris Brito enfatizó que esta violencia repercute gravemente en la salud mental y en la participación comunitaria de las mujeres, especialmente en territorios rurales con limitado acceso a la educación y alfabetización digital.
Las panelistas coincidieron en la necesidad urgente de marcos normativos y protocolos específicos que reconozcan la naturaleza intercultural de la violencia digital, así como recursos y conectividad para facilitar el acceso a información y mecanismos de denuncia.
Se propusieron redes de apoyo entre mujeres, fortalecimiento del liderazgo indígena femenino, capacitación en despatriarcalización y revitalización de prácticas espirituales como fuentes de resiliencia.
Se llamó a las empresas tecnológicas a asumir responsabilidades para prevenir la incitación al odio y garantizar condiciones adecuadas para el reporte y respuesta ante casos de violencia digital.
Reafirmaron el compromiso de acompañar procesos de formación, incidencia y asistencia técnica, además de visibilizar soluciones emergentes desde las propias comunidades indígenas.
Se destacó la necesidad de acciones interculturales para prevenir y responder a la violencia digital, así como fortalecer la participación política y protección integral de las mujeres indígenas en todos los niveles.