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La formación del periodista digital (Parte I de III)

Koldobika Meso Ayerdi / Fuente:www. chasqui.comunica.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
La nueva Era de la Información Digital plantea a los periodistas grandes retos a los que solo podrán enfrentarse desde unos cimientos formativos sólidos. Sin embargo, tal y como apunta Díaz Nosty, las facultades de periodismo españolas siguen, en su mayoría, aferradas a unos planes de estudio un tanto desfasados y escasamente dinámicos que no atienden a las demandas actuales del mercado. Recuerda Javier Sánchez Erauskin que los futuros profesionales de la comunicación, llegados a las universidades, se enfrentan de pronto al reto de unos estudios universitarios enmarcados en la tradicional cultura del texto y de la clase magistral. En ese sentido, no extraña que se produzcan desacoples que agudizan el distanciamiento generacional existente entre enseñantes y enseñados. En 1997, el Ministerio de Educación y Cultura español dio a conocer un informe sobre la calidad de la Universidad, en el que tomaron parte 46 centros públicos y privados y que se basaba en una encuesta a profesores, alumnos y personal de administración y servicios. En el citado informe se señalaba ya la escasa aceptación de la clase magistral, que comportaba una baja participación del alumno en las clases, que se limitaba a mantener una actitud pasiva. Nos enfrentamos a unos nuevo alumnos con un perfil marcadamente audiovisual, que nos debe llevar a cuestionar un tipo de enseñanza universitaria, claramente, basado en la palabra escrita. A nuestro entender, es necesario poner el acento sobre este subsanable desajuste y redundamos en la necesidad de formar periodistas preparados, que sepan adaptarse a las exigencias del mercado y que desarrollen una alta capacidad de autodidactismo. Tal y como adelanta Raymond Colle, el profesional de mañana debe formarse constantemente si quiere evitar la obsolescencia de sus conocimientos y la denegación de su quehacer. La revolución de la información no ha hecho más que empezar. Se avecina un cambio global en nuestras vidas, al que nos dirigimos mucho más rápido de lo que puede parecer.
En vísperas del mundo digital puede afirmarse que el periodista del siglo XXI será digital o no será. Tiene ante sí un gran reto y al mismo tiempo una gran oportunidad. Sin embargo, es preciso que el periodista aprenda nuevas reglas. Ser digital se convertirá en un hecho diferenciador, vaticina Carmen Peiró.

El ordenador se ha convertido en una poderosa herramienta de comunicación, en un aliado inseparable de los profesionales de los medios informativos, tal y como señala Virginia Luzón. No bastará, sin embargo, que el periodista sea digital; deberá estar conectado a la Red, se llame Internet o como quieran bautizar los expertos a los canales del ciberespacio.

Relación amigable con la Red

Desde la Universidad, como profesores hemos de insistir a nuestros alumnos que se mentalicen de la necesidad de establecer y mantener una relación amigable con la Red para el Periodismo, porque constituirá su aliada en el ejercicio profesional. Les hemos de insistir que lo más importante no es que aprendan el manejo de un determinado programa navegador o el correcto funcionamiento del chat o el correo electrónico, sino que entiendan el proceso informativo de forma global y comprendan que han de precisar de unos conocimientos y que sean capaces de desarrollar las habilidades necesarias para estar siempre en permanente autoformación. Asimismo, les hemos de recomendar que se lancen sin miedo al ciberespacio.

Las nuevas asignaturas, relacionadas con el Periodismo en Internet, están pensadas para que los futuros profesionales y los estudiosos de las Ciencias de la Información adquieran un conocimiento básico de la evolución y desarrollo de la información gracias a Internet.

Nos interesa la parcela del Periodismo en Internet por varias razones fundamentales. Primera: casi todos los inventos tecnológicos han sido superados por otros más potentes y eficaces, salvo la escritura, que sigue siendo el vehículo más importante para la transmisión y almacenamiento de conocimientos. Cambian los soportes pero la letra escrita sigue siendo una herramienta insustituible. Segunda: esta doctrina se ajusta al perfil y objetivos de unas asignaturas que comienzan a impartirse en casi todas las Facultades y Escuelas de Comunicación.
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