Más de la mitad de la población de Haití, que asciende a 11 millones de habitantes, enfrenta una grave inseguridad alimentaria, según un informe reciente. La violencia de las bandas armadas interrumpe los circuitos de abastecimiento y agrava la crisis económica, con un aumento del 30% en los precios al consumidor y un incremento del costo de los alimentos en un tercio en solo un año. La economía haitiana ha sufrido seis años consecutivos de recesión, afectando severamente sectores clave como el textil y la construcción. Además, se estima que 1,3 millones de personas han sido desplazadas debido a la violencia, viviendo en condiciones precarias. Las regiones más afectadas incluyen Noroeste y Artibonite, donde muchas familias dependen de la asistencia alimentaria para sobrevivir. La situación se considera estructural y podría empeorar sin una intervención humanitaria adecuada.
La situación de Haití se torna cada vez más crítica, con un nuevo informe que revela que más de la mitad de los 11 millones de habitantes del país se enfrentan actualmente a una grave inseguridad alimentaria. De este total, casi dos millones se encuentran en condiciones de emergencia alimentaria.
El documento destaca que “la expansión del control territorial de las bandas armadas interrumpe los circuitos de abastecimiento y las oportunidades económicas”, lo que ha llevado al país a una crisis profunda marcada por la violencia, la inflación y el deterioro del tejido productivo.
En Puerto Príncipe y otras provincias, los mercados están vacíos, los precios han aumentado drásticamente y las familias se ven obligadas a reducir sus raciones alimentarias. Entre agosto de 2024 y julio de 2025, el aumento en los precios al consumidor superó el 30%, mientras que el costo de los alimentos creció un tercio en solo un año. Según el análisis, “la inflación reduce el poder adquisitivo de los hogares y limita su acceso a los alimentos”.
La economía haitiana ha sufrido seis años consecutivos de recesión, reflejando la magnitud del desastre. Desde 2021, el sector textil ha perdido 40.000 empleos y quince fábricas han cerrado. La actividad en la industria de la construcción y los servicios públicos ha caído más del 40%, mientras que el comercio y el turismo han retrocedido en un 25%.
En los barrios populares de la capital, hasta el 65% del gasto familiar se destina a alimentos, según encuestas mencionadas en el informe. Cuatro de cada diez hogares presentan un índice de hambre moderado o severo, y casi la mitad ha tenido que recurrir a endeudarse para poder alimentarse. Las comunidades más afectadas son aquellas que dependen del pequeño comercio, transporte o agricultura de subsistencia, actividades paralizadas debido a enfrentamientos y bloqueos.
Los agricultores en zonas rurales enfrentan una doble adversidad: escasez de insumos agrícolas y creciente inseguridad. Se estima que la producción de arroz, maíz y sorgo caerá un 25% respecto al promedio de los últimos cinco años. El informe lamenta que “los hogares rurales no tienen medios para preparar la próxima campaña agrícola”, con casi tres cuartas partes afirmando que no podrán cultivar en otoño.
La violencia perpetrada por las bandas ha desencadenado un aumento significativo en el desplazamiento forzado. En junio de 2025, 1,3 millones de personas habían abandonado sus hogares, marcando un incremento del 25% en apenas seis meses.
Cerca de 210.000 personas sobreviven en condiciones precarias en sitios improvisados, frecuentemente ubicados en escuelas o edificios públicos. Las condiciones son descritas como “precarias”, caracterizadas por hacinamiento, falta de agua potable y ausencia de instalaciones sanitarias.
El informe también advierte sobre un “aumento significativo” en los riesgos asociados a la violencia sexual, enfermedades como el cólera y problemas psicológicos entre los desplazados.
Las regiones más afectadas incluyen Noroeste, Artibonite, La Gonâve y campamentos para desplazados en Puerto Príncipe; todas clasificadas como áreas con inseguridad alimentaria urgente. Barrios pobres como Cité Soleil, Croix-des-Bouquets, Tabarre, Delmas y Pétion-Ville también enfrentan situaciones críticas.
Aunque ninguna zona ha sido clasificada oficialmente como hambruna hasta ahora, el informe advierte sobre un posible deterioro rápido si disminuye la ayuda humanitaria. En varios departamentos, al menos una cuarta parte de los hogares ya depende de asistencia alimentaria para sobrevivir.
La sucesión ininterrumpida de crisis económicas, políticas, climáticas y de seguridad ha agotado la resiliencia del país caribeño. Según el informe: “Las crisis sucesivas han debilitado la capacidad de Haití para recuperarse”.
El Consejo de Seguridad de la ONU, aprobó recientemente el despliegue de una nueva misión internacional compuesta por 5.500 soldados y policías para abordar esta situación crítica. Esta Fuerza de Represión de las Bandas reemplazará a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad liderada por Kenia.
A pesar de las expectativas sobre esta nueva fuerza para disminuir la violencia, es evidente que no podrá resolver por sí sola los problemas estructurales que enfrenta Haití. Actualmente, seis millones de haitianos viven por debajo del umbral pobreza con menos de 2,41 dólares diarios. En palabras contundentes analistas subrayan que Haití ha entrado en un ciclo donde el hambre ya no es una emergencia pasajera sino un estado permanente.
Cifra | Descripción |
---|---|
11 millones | Población total de Haití |
Más de 5.5 millones | Habitantes que enfrentan inseguridad alimentaria aguda (más de la mitad) |
2 millones | Personas en situación de emergencia alimentaria |
40.000 | Empleos perdidos en el sector textil desde 2021 |
1,3 millones | Desplazados internos debido a la violencia de bandas (junio 2025) |
Más de la mitad de los 11 millones de habitantes del país viven actualmente en inseguridad alimentaria aguda, de los cuales casi dos millones están en situación de emergencia.
La expansión del control territorial de las bandas armadas interrumpe los circuitos de abastecimiento y las oportunidades económicas, además de que la inflación y el deterioro del tejido productivo han agravado la situación.
La inflación ha reducido el poder adquisitivo de los hogares, limitando su acceso a los alimentos. Entre agosto de 2024 y julio de 2025, el aumento de los precios al consumidor superó el 30%, mientras que el costo de los alimentos se incrementó en un tercio en un año.
La economía haitiana ha encadenado seis años consecutivos de recesión, con el sector textil perdiendo 40.000 empleos desde 2021 y quince fábricas cerrando. La actividad en la industria de la construcción y los servicios públicos ha caído más del 40%.
Aproximadamente 1,3 millones de personas han huido de sus hogares debido a la violencia de las bandas, lo que representa un aumento del 25% en solo seis meses.
Las regiones más afectadas incluyen Noroeste, Artibonite, La Gonâve y los campamentos de desplazados de Puerto Príncipe, todas clasificadas en situación de inseguridad alimentaria urgente.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha dado luz verde al despliegue de una nueva misión internacional en Haití, conformada por 5.500 soldados y policías, aunque no se espera que resuelva por sí sola los problemas estructurales del país.