Las normas laborales respaldadas por la ONU enfrentan un grave riesgo debido a la incertidumbre arancelaria que afecta a las fábricas de confección en todo el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el aumento de los aranceles, especialmente hacia Estados Unidos, podría desincentivar la inversión en mejoras laborales, afectando así las condiciones de trabajo y la demanda de productos. El programa Better Work, que ha mejorado las condiciones laborales en 13 países, corre el peligro de ver interrumpidas sus iniciativas debido a esta situación incierta. La falta de planificación y la preocupación por la remuneración son preocupaciones clave para los trabajadores del sector. La OIT continúa trabajando para proteger los derechos laborales y promover condiciones dignas en la industria global de la confección.
Las fábricas de confección a nivel global que han adoptado las normas laborales respaldadas por la ONU enfrentan un futuro incierto. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que la incertidumbre sobre los aranceles podría llevar a estas empresas a frenar sus inversiones en la mejora de las condiciones laborales.
Las recientes amenazas y aumentos de aranceles, especialmente dirigidos a las importaciones hacia Estados Unidos, podrían encarecer significativamente los productos fabricados fuera del país. Esta situación plantea el riesgo de una disminución en la demanda, lo que podría tener repercusiones negativas en el sector.
El programa Better Work, impulsado por la OIT junto con la Corporación Financiera Internacional (IFC), ha sido fundamental para apoyar a las fábricas de confección, muchas de las cuales exportan sus productos al mercado estadounidense.
Sara Park, funcionaria de la OIT, explicó en una entrevista con Noticias ONU cómo el programa ha evolucionado desde su creación hace 24 años en Camboya. Su objetivo inicial fue supervisar las condiciones laborales en las fábricas de confección y ha ampliado su enfoque hacia la capacitación y mejora continua en áreas como seguridad y salud laboral.
Además, el programa se esfuerza por fomentar el diálogo social y promover prácticas laborales dignas, incluyendo salarios justos y horarios razonables. Estos esfuerzos no solo benefician a los trabajadores, sino que también han contribuido a aumentar la productividad dentro del sector.
Sara Park destacó que la OIT opera como una organización tripartita, colaborando estrechamente con gobiernos, empresarios y sindicatos. Este enfoque permite abordar los desafíos del sector desde múltiples ángulos, lo cual es esencial dado que el programa se centra en las exportaciones.
A lo largo de su trayectoria, Better Work ha logrado sacar a millones de personas de la pobreza y ha reducido el impacto ambiental del sector textil al crear empleos decentes en empresas sostenibles. Sin embargo, aún existen retos significativos para los sindicatos, particularmente en lo que respecta a la libertad de asociación.
A medida que se intensifican las preocupaciones sobre los aranceles, Sara Park subraya que esta incertidumbre puede dificultar la planificación a corto plazo para las fábricas. Los empresarios y sindicatos están inquietos ante un futuro donde no se pueden prever pedidos ni garantizar remuneraciones adecuadas para los trabajadores.
Las fábricas participantes en Better Work son cruciales para el empleo formal; si estas cierran o reducen operaciones, muchos trabajadores podrían ser empujados hacia el sector informal, donde carecen de protección laboral adecuada.
Sara Park también advirtió que durante períodos de crisis e incertidumbre económica, es común que se detenga la inversión. Esto podría resultar en un estancamiento de mejoras necesarias en las condiciones laborales y afectar aspectos críticos como la salud y seguridad ocupacional.
Casos extremos como el estrés térmico evidencian esta problemática; recientemente, temperaturas extremas en Pakistán han resaltado la urgencia de implementar medidas protectoras para los trabajadores. Sin embargo, sin inversión continua, estos avances corren el riesgo de desvanecerse.
A pesar de estas preocupaciones, Sara Park reafirma el compromiso continuo de la OIT para proteger los derechos laborales y mejorar las condiciones en todos los sectores. La promoción del diálogo social sigue siendo clave para lograr avances tanto a nivel local como nacional.
La OIT es una organización tripartita que trabaja con gobiernos, empresarios y sindicatos para supervisar las condiciones de trabajo en las fábricas de confección y promover prácticas empresariales responsables.
El programa ha tenido un impacto significativo en las fábricas, aumentando salarios y apoyando la igualdad de género, empoderamiento de la mujer y creando trabajos decentes.
Sí, el programa fomenta la confianza y el crecimiento del sector en los países participantes, lo que beneficia a las empresas y aumenta la productividad en las fábricas.
La reducción de financiación por parte del Gobierno de Estados Unidos ha afectado programas específicos en Haití y Jordania, aunque otros países no se han visto tan impactados gracias a una financiación diversa.
Los compradores necesitan una forma sostenible de supervisar las condiciones laborales para asegurarse de que cumplen con las normas internacionales, lo cual es crucial para eliminar riesgos.
En periodos de crisis o incertidumbre, la inversión suele detenerse, lo que puede llevar a que las fábricas dejen de invertir en mejorar las condiciones laborales, afectando así la seguridad y salud en el trabajo.
A pesar de las preocupaciones, la OIT continúa trabajando para garantizar la protección de los trabajadores y mejorar sus condiciones laborales mediante el diálogo social.