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Alimentando la Pasión

Alimentando la Pasión

Terry Quinn / Fuente: www. revista-ideasonline.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Podrán llamarme anticuado, pero yo realmente añoro los periódicos nocivos de la era pre-computadora. El ajetreo, el ruido espantoso, y los olores horribles, todo contribuía a crear una atmósfera teatral y a alimentar la adrenalina de los escritores y sus subordinados, que trabajaban con plazos apretados.

En 20 años, se ha producido una silenciosa revolución. Las sonoras máquinas de escribir han sido reemplazadas por suaves teclados. El ruido sordo de fondo, del machacar de las prensas, se ha mudado a sitios distantes. Las salas de redacción son zonas en las que el humo (y el alcohol) no tienen cabida. Los copistas ahora son jóvenes graduados en periodismo, que no hacen café para nadie; y, en lugar de gritar, nos enviamos e-mails entre nosotros desde una distancia de pocos metros, qué diablos!

Les aclaro que no son solamente los lentes de contacto con protección tonalizada, los que me hacen añorar aquellos viejos, malos días. De alguna manera, toda esta eficiencia y este progreso tecnológico, aunque sean bienvenidos por otro millón de razones, han erosionado el verdadero sentido de poder y de pasión que galvanizaba las salas de redacción del pasado. El resultado son periódicos que podrán haber sido solo en blanco y negro pero que todo el mundo leía.

¿No será que los sistemas de computación, la corrección política y los pisos alfombrados las han convertido en salones de descanso? ¿No será que la pasión arrebatada y el periodismo de alto voltaje, que generaban las campañas por los cambios de leyes, se han ido extinguiendo? ¿Dónde están los periodistas vitales que husmeaban y provocaban a los lectores a reaccionar y generar cambios?
Nos hemos vuelto blandos. ¿Será que cuando tiramos las viejas Remingtons y las Linotipos nuestra energía y vitalidad (y la circulación) se fueron con ellos?
No es muy tarde para volver a cambiar. Por supuesto, no quiero decir que arrojemos fuera las computadoras y volvamos al futuro. Pero tenemos que inyectar más energía y entusiasmo a nuestras salas de redacción, ponerle Botox a esas cansadas y arrugadas páginas. Tenemos que tener más pasión, más personalidad, más dinamismo.
¿Cómo?
Los periódicos deben saltar la cerca, y demostrar a la gente de qué lado están. Luchando por los intereses de los lectores. Enderezando los entuertos. Luchando contra los intereses creados. Rectificando lo incorrecto. Fijando las prioridades de las comunidades. Siendo subjetivos.

Como dijera alguna vez la directora del centro de ética de una universidad de Montana: “En el complejo mundo de hoy, una prensa objetiva es una prensa impotente, usada y explotada por fuerzas poderosas. En lugar de objetividad, que obliga a los periodistas a ser la voz de los poderosos, los ciudadanos necesitan de la perspectiva periodística.

Ella tiene razón. Para ayudar a los lectores a entender un mundo cada vez más confuso, es necesario que analicemos e investiguemos en su nombre. Tenemos que proveer color, contexto y textura. Debemos tratar de explicar qué diablos está pasando. Y tenemos que poder ofrecerles opiniones fuertes y distintas.

Por eso, busquen y encuentren redactores y columnistas provocativos. Escriban editoriales punzantes y fuertes sobre cuestiones que importen a los lectores. Realicen agresivas campañas para reunir fondos para buenas causas y para encarcelar a los malos. Identifiquen y avergüencen a los culpables.

Una vez un periódico que tuve, publicó un artículo a doble página presentando delincuentes reincidentes por el delito de pedofilia. Los defensores de los derechos civiles se quejaron pero a los lectores les pareció bien. También recuerdo un pequeño y valiente periódico de Kentucky que empezó a publicar las fotos de prontuario de los conductores convictos por ebriedad. El editor sostuvo que las fotos eran de archivos públicos y que su periódico estaba plenamente justificado en publicarlas como medio disuasivo. Sus lectores estuvieron de acuerdo.

Todo esto no es para pusilánimes. El periodismo con actitud puede ser una cuestión que exige fuerza. Hacen falta coraje y convicción tanto de los editores como de los jefes de redacción. Pero, aplicado honestamente y con integridad, puede ganar el corazón y la mente de los lectores.

Por eso, sin duda usemos todas las nuevas herramientas tecnológicas maravillosas, pero devolvamos también algo del antiguo poder y pasión a nuestras pulcras salas de redacción con aire acondicionado.
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