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Modelos de Negocios y Factores de Complicación Entre los Periódicos Latinoamericanos

Por Sergio Rego Monteiro / Fuente: www. revista-ideasonline.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Los periódicos de Sudamérica, debido a su contexto político, tienen una historia diferente o están en una etapa distinta de su vida que sus contrapartes de otros lugares del mundo. Sin excepción, todos los periódicos diarios de cierta relevancia pertenecen a grupos familiares y han crecido, volviéndose importantes políticamente. Tuvieron la cuerda del poder y la supieron tocar, cuando no se vieron limitados por un período de dictadura. Ninguno de ellos salió a ofrecerse en la Bolsa de Valores ni fue una compañía abierta. Esto rápidamente deterioró a la mayoría de ellos cuando, enfrentados a la competencia de la TV, tuvieron que reaccionar modernizando sus estructuras. Las enormes salas de redacción, que estarían muy por encima del estándar Scripps-Howard de 1,2 periodistas por cada 1.000 ejemplares de tirada, estrangularon la economía del periódico. Dado que el cargo de jefe de redacción estaba siempre en manos de algún miembro de la genealogía familiar y se trataba de un juego de poder, nadie quería expresar disconformidad ante los jefes de redacción y hacerles entender que la nueva economía estaba llevando a un nuevo modelo de comunicación de las noticias. Sí, respecto del periódico, pero mucho más aún respecto a abrirse a todos los medios de difusión de las noticias. Creo que debido a su no linealidad, los periódicos están en una posición inmejorable en este nuevo modelo de economía de las comunicaciones. Ellos son verdaderas usinas de noticias debido a su vocación por reunir, almacenar, recuperar, editar y distribuir noticias. Cierto es que, en materia de distribución, hemos caído de un negocio de vanguardia a uno de tejemanejes. Pero esto no hace más que enfatizar la oportunidad de llegada a los multimedios digitales.
Esto nunca se entendió – o se vio como una fatalidad que iba a suceder. Los costos habían subido por la flotación del dólar, las compañías estaban incurriendo en enormes deudas con los préstamos necesarios para ajustar su maquinaria, y las economías estaban caídas por la recesión. ¿Qué hacer?
Subir los precios de los anuncios publicitarios y el precio de tapa para cubrir los costos!

En lugar de mirarse a sí mismos y reaccionar reinventando el negocio, los periódicos se limitaron a castigar a los anunciantes y a sus lectores. Un acto más de estrangulamiento.

Nosotros no somos tan dependientes de los avisos de empleo como nuestra contraparte de Norteamérica debido a que el desempleo es muy alto.

Si dividimos los costos de la estructura de un periódico en Latinoamérica, la norma general es de 43-43-14 (papel, personal, y administración).

Del lado de los ingresos la norma es de 45-25-30 (clasificados-publicidad-circulación).

No hay forma de aumentar los ingresos por circulación (a menos que se trate de un aumento bruto de los ingresos). En esta sociedad con sobreoferta de información, las compañías tienen que ocuparse de la eficacia y menos de la eficiencia. Esto también vale para nosotros. Hemos tratado mal a nuestros lectores y anunciantes con altos precios. Hemos ignorado a los lectores cuando diseñamos nuestro contenido. Nosotros siempre pensamos en el marketing como una enfermedad que iba a contaminar y a destruir la libertad de prensa.

Nunca pensamos que el exceso de poder de la sala de redacción, básicamente, iba a volverse lo malo de esta compleja ecuación. Debimos haber pensado en convivir con las muchas piezas de la corporación que se deberían equilibrar con la sala de redacción y no en que la sala de redacción fuera el señor feudal de la compañía.

¿Los resultados? Bueno, los lectores se están fugando, el costo por mil favorece a la TV y nosotros estamos a contramarcha de las necesidades de los lectores de más información y menos dimensión. Refiriéndonos por dimensión al texto y al papel en sí.

Si comparamos ingreso per cápita versus costos (de tapa) del periódico entre el primer mundo y los países en desarrollo, la diferencia es enorme. Comprar un diario todos los días puede insumir el 10 por ciento del salario mínimo en Brasil.

Entonces, ¿qué hacer? Modificar la estructura, los procesos, nuevas formas de distribución, el producto mismo, escuchar al consumidor y al anunciante, y tratar de servirlos de manera eficiente.

¿Morirán los periódicos? Nunca. En la sociedad capitalista siempre habrá ricos y pobres. Estos últimos serán siempre más numerosos que los primeros y nunca van a tener el dinero o la educación necesarios para los “aparatos inteligentes y caros”. ¿Ignorar esos aparatos? Nunca. Hay que vivir con ellos, ofrecerlos y tratar de hacer dinero de manera que no sea un abuso para el consumidor pero que atienda verdaderamente a sus necesidades.

La economía está cambiando. Las marcas son menos agresivas, porque ellas, también, tienen que recortar o redistribuir los costos y crear un nuevo campo de juego para volverse visibles a los ojos de los consumidores – en el punto de compra. Los sistemas de distribución están exprimiendo a la industria debido a la competencia. Las marcas ahora son lanzadas por los hiper-super-mercados y no hacen publicidad alguna.

Es hora de repensar nuestro negocio y de no temer a lo que va a pensar o hacer la sala de redacción.

Es un negocio como cualquier otro. O hacemos ganancia o vamos a desaparecer. Tan simple como eso.

Cherchez le creneau, dirían los franceses. Hay que “encontrar oportunidades” y por Dios, no tengamos miedo de cambiar!
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