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Escritura clara en la hora de cierre

Fuente: www.horadecierre.com

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Una de las dificultades más frecuentes que se observan en las salas de Redacción de los diarios competitivos es el poco tiempo del que disponen los reporteros y editores para preparar las noticias de último momento que, generalmente, constituyen el mayor atractivo de un periódico.
Muchos reporteros, aún los de más experiencia, se angustian ante una asignación que les obliga a hilvanar una historia con pocos minutos de tiempo.
Los nervios se ponen a prueba, las tensiones entre los colegas se elevan y, al final, puede que la noticia sea publicada con imperfecciones que le restan impacto ante los lectores, siempre expuestos a la opción de otros medios y siempre listos a criticar cualquier debilidad del reportero.
Una gran parte del prestigio de los periódicos se juega en la confección del material al borde de la hora de cierre. Por eso, algunos premios periodísticos de reputación, confieren a la escritura bajo "deadline" una categoría especial.
Rapidez, destreza y nervios de acero son las cualidades más importantes en las que descansa el trabajo de redactar información en el clímax de una edición.
Aunque el talento natural ayuda, en el periodismo norteamericano, donde las percepciones sicológicas siempre son objeto de clasificación y estudio, los entrenadores de escritores han acuñado algunos "tips" para permitir un mejor fluir de las ideas y de las frases en las horas más apremiantes del oficio periodístico.
o Escribir mientras se recaban datos. - Quizás no siempre esto sea posible, pero con frecuencia los reporteros pierden minutos valiosos mientras tratan de completar una historia por teléfono. Por ejemplo, si el reportero está aguardando en la línea por un personaje o alguna confirmación de un hecho, allí mismo puede comenzar a escribir la historia con bolígrafo y papel, lo que le permitirá ganar tiempo para perfeccionarla en el teclado.
No almacenar muchas entrevistas.- La grabadora es gran aliada pero también puede ser gran enemiga y por lo general obliga a perder tiempo escuchando declaraciones que no necesitamos. Una técnica bastante efectiva es la de utilizar una grabación, sólo para repetir palabras textuales de impacto.
El cuerpo de la información puede parafrasearse con los datos en la mente del reportero o escritas en síntesis en su libreta de apuntes. También se recomienda que el redactor, mientras aguarda por otros datos, comience a transcribir su entrevista más reciente en párrafos que pueden servir como borrador para trabajar más tarde con mayor rapidez.
Cuidado con la fragmentación.-La técnica de escribir mientras se sigue recabando información ayuda a ganar más tiempo para añadir mejor contenido al informe. En cambio, una redacción fragmentada, en pedazos y con poca fluidez muchas veces es el producto de la premura. El nerviosismo y la vacilación del periodista se hace evidente; por no arriesgarse a crear en la marcha, se advierte un estilo de escritura demasiado sintético y parco. Si el reportero está en la escena de los hechos y tiene que regresar a la sala de redacción para escribir, puede ir adelantando un poco las ideas, elaborando mentalmente un "lead" o separando los hechos más interesantes que, a su juicio, le darán un sabor especial a su informe.
Mínimo y máximo.- Muchos periodistas experimentados recomiendan la técnica de "definición mínina de una historia" que no es otra cosa que la respuesta básica a las preguntas de qué, cómo, cuándo y dónde. Pero esta definición no es de ninguna manera un fin, sino que sólo un recurso de ordenamiento de ideas en momentos cruciales. Es como decir, lo básico con lo que se debe contar como punto de partida. De allí en adelante se ingresa en el terreno en donde se pueden distinguir a los buenos de los malos redactores de noticias.
Por eso, también se recomienda la técnica de "definición máxima de una historia". Esto es la sal y la pimienta del escrito, el peso que hace la diferencia y que permite que la novedad trascienda las páginas del periódico y se convierta en un comentario en las calles. Es la historia que editores y lectores siempre recuerdan y que crea a las "vedettes" de las salas de redacción. Por lo general, la definición mínima consiste en el trabajo por el que un periodista cobra su salario y, la definición máxima, representa su satisfacción profesional.
Para conjugar los dos puntos anteriores se recomienda un procedimiento simple: asegurar lo mínimo para poder ir en busca de lo máximo. Cuando no se está cerca de la hora de cierre, el periodista puede jugar con sus datos: escribir lo mínimo para encargarse luego de darle profundidad a su texto o, al revés, descargando la cuota de profundidad primero para después cubrir los detalles. Sin embargo, al filo de la hora de cierre, lo que se busca es asegurar una fuente confiable que pueda dar la información mínima para escribirla tan rápido como sea posible. Pero si el periodista considera que puede lograr una definición máxima a tiempo, tiene que darse a sí mismo la oportunidad de hacerlo. Si no lo logra, al menos tendrá buen material para dar seguimiento en la próxima edición.
Haga un inventario.- Antes y después de una entrevista el periodista debe tomarse unos instantes para evaluar el material que ha logrado reunir y, en seguida, dictaminar lo que todavía necesita o lo que ya no es tan necesario, tanto para asegurar una definición mínima o máxima. Si no se tiene tiempo para entrevistar a todas las fuentes deseadas, se tienen que evitar aquellas que pueden conducir la historia por un terreno repetitivo. La abundancia de fuentes oficiales o de miembros de un mismo grupo o bando muchas veces cansan o impacientan a los lectores.
Autocontrol de calidad.- Las noticias a la hora de cierre tienen que escribirse con el mismo estándar de calidad que las notas que se escriben sin presión: con una secuencia lógica que, por muy breve que sea, no debe dejar ninguna duda en el lector sobre la capacidad o la agudeza del periodista. No se puede cometer el error de minimizar la importancia de la información de fondo con el pretexto de que "ya eso se sabe" o "no hay espacio para tanto". El lector generalmente reclama la falta de información de fondo, de los antecedentes, tanto como la falta de contenido en una información. En este punto no se debe confundir la información de fondo con estadísticas o con declaraciones adicionales.
La información de fondo es la que pone en perspectiva el informe, aquella que responde a las preguntas ¿y ahora qué?; ¿cómo me afecta esto a mi?; ¿porqué esto es importante que yo lo sepa? Las respuestas pueden darse con pocas frases y sin olvidar que el público siempre demanda algo extra de parte del reportero.
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