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Emilio Rodríguez
Emilio Rodríguez

¿QUÉ SOMOS LOS VENDEDORES DE PRENSA?

Este artículo lo escriben Emilio Rodríguez y Ángel Jesús Trujillo, Tesorero y Delegado de la Agrupación Granadina de Vendedores de Prensa Independientes en Motril, Granada

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
A los vendedores de prensa de Granada nos han mantenido, desde tiempos inmemoriales, sin ideas propias para poder manejarnos y quedarse con nuestras comisiones. Para ello, la Distribuidora y el periódico “Ideal” han tenido siempre a sus lacayos (toda una suerte de esperpentos agrupados entorno a una Asociación vendida al mejor postor, y que si alguna vez se ha movido ha sido para manipular al vendedor y llenarse los bolsillos).

Aquí en Motril (pueblo de pescadores) han utilizado siempre el miedo. Todos han vivido bajo el temor del “corte de servicio”, al más puro estilo caciquista, y han tragado por donde les han dicho. Cuando alguien viene de fuera y oye hablar al vendedor, en general, se echa las manos a la cabeza, y nos pregunta en qué tiempos vivimos, que esto parece la Edad Media. Tiene razón, así es como les interesa tenernos y para ello han contado siempre con la Asociación del (ahora) Pablo Dorador Ureña.

Los motrileños jamás quisimos trato alguno con esa gente, siempre hemos sido independientes y nos sentimos orgullosos de ser así. Nuestro primer contacto con esa pseudo-Asociación fue cuando la presidía Paco Bartolomé y, posteriormente, Juan Paniagua. Tenemos que reconocer que el trato fue maravilloso y que inmediatamente se pusieron manos a la obra para apoyarnos en la lucha contra el regalo de periódicos (entonces del Grupo JOLY).
Por eso, cuando esas mismas personas nos propusieron formar una nueva Asociación (la A.G.V.P.I.), no lo dudamos ni un instante, prácticamente todo Motril se unió a nosotros y, posteriormente, toda la costa. Ahora en Granada tenemos una Asociación que trabaja para sus asociados y para los vendedores, de verdad. Lo demostramos día a día y, por eso, crecemos día a día, a pesar de los obstáculos que intentan ponernos, entre la “otra” asociación, el distribuidor y el periódico Ideal, porque no servimos, fielmente, a sus intereses, que lógicamente nada tienen que ver con los nuestros.

En la actualidad, en este pequeño pueblo se regalan cuatro veces más periódicos de los que se venden. Los vendedores que lean estas líneas, pueden hacerse una idea del daño que eso puede hacer en un pueblo relativamente pequeño. Nos roban nuestros clientes. Les impiden desplazarse al punto de venta y nos hunden los negocios.

Cada día las ventas son más bajas, pero las facturas suben, pues la distribuidora nos inunda con mercancías inútiles e invendibles. Nos asfixian y nos tienen en un puño esclavizados trabajando 16 horas diarias 365 días al año para poder pagar la factura y, encima, con lo que no te abonan, con lo que te mandan de menos, con esos cupones que has enviado (pero que han desaparecido misteriosamente), con ese cinco por ciento que te quitan por la cara y, en fin, por esa sinvergonzonería que les caracteriza, te sangran y te esclavizan hasta la muerte.

Así es como funciona Granada y para eso necesitan apoyo y colaboración. ¿Quién mejor que una Asociación a su servicio? Verdaderamente, esto ocurre por que somos manipulados por los famosos lacayos, sí, esos que van de salvadores de los vendedores. Que dicen ser compañeros y luego nos venden por un plato de migas. Estos son los JUDAS de Granada, igual que los hay en cualquier parte, sólo que allí les han mandado a donde tiene que estar y aquí, todavía hay inocentes que les apoyan. Pocos, por cierto, aunque ellos dicen que son 300. Yo os aseguro que según mis cálculos no llegarán ni a 30. Pero ellos son así: embusteros y sinvergüenzas hasta la médula.

Yo, personalmente, me siento asqueado de ver sus fotos en “Ideal” y “La Opinión”, pero más vergüenza les debía dar a ellos, presentarse como representantes de los vendedores de Granada, cuando sólo son una tribu de maleantes a extinguir.

Basta darse una vuelta por los puntos de venta para descubrir que nadie les quiere. Los vendedores les tienen asco, ese asco vomitivo que sólo se puede sentir por personas así, corruptas hasta lo indecible.

Pero lo más vergonzoso es que se sienten orgullosos de ser así. Todas las verdades que les digan se las pasan por…, no se dan por aludidos. Son felices siendo como son, diferentes, más cerca de sus “jefes” que de sus compañeros. Al fin y al cabo ellos no son vendedores de profesión, su profesión es otra muy diferente. Bueno, quizás, ellos no tengan vergüenza, pero si que la sentirán sus hijos cuando sepan quienes eran sus padres. Unos “Héroes” auténticos, medalla incluida, por los grandes servicios prestados.
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