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El Tribunal Supremo condena a “Interviú” por las fotos en la cama de Mar Flores y Alexandro Lecquio

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
El alto tribunal ha ratificado la sentencia de la Audiencia de Barcelona en la que condenaba a la revista indemnizar a la modelo y a destruir los negativos de unas fotografías en las que aparecía con el conde italiano en su dormitorio. Considera que ha existido una vulneración del derecho a la intimidad de los implicados por lo que ha rechazado el recurso interpuesto por Ediciones Zeta.
Hace cinco años la revista “Interviú” sembraba de polémica el mundo rosa nacional al publicar en portada unas fotografías en las que la modelo Mar Flores y su entonces pareja, Alexandro Lecquio aparecían en la cama. Corría el año 1999 y los implicados denunciaron a Ediciones Zeta, al director de la revista, Agustín Valladolid, y a Antonio Matamoros por vulneración de su derecho a la intimidad.

Ahora el Tribunal Supremo les ha dado la razón y ha condenado a los denunciados a indemnizar a la modelo y a destruir los negativos, ratificando la sentencia de la Audiencia de Barcelona del año 2000 y desestimando el recurso interpuesto por los editores.

La sentencia advierte que ‘en lo sucesivo se abstengan de realizar actos semejantes’, y descarta los argumentos presentados por los implicados en los que se amparaban en el carácter público de la modelo y presentadora como personaje relevante de la actualidad, sometida a opiniones y críticas por parte de terceros. Además denunciaban que las imágenes habían sido tomadas por los propios implicados con un disparador automático a los que culpaba de ‘absoluta falta de diligencia respecto a la custodia de dicho material’ La sentencia señala que estos argumentos ‘no les blindaban en modo alguno para llevar a cabo actos graves de intromisión y vulneración de la propia imagen’.

La Sala de lo Civil del Alto Tribunal señala que ‘Las gentes son libres, e incluso cabe hablar de interesarse y seguir los avatares, incidencias, amores, desamores e infidelidades de sus protagonistas siendo estos hechos sociales aceptados y divulgados con exceso y reiteración en publicaciones especializadas en la materia, como programas radiofónicos y televisivos que las difunden y se alimentan de estas noticias, y que en ocasiones están deseando que ocurran para así poder llevar a cabo entrevistas y largos e inacabables debates sobre la cuestión que suponga actualidad’. Además añade que el riesgo a que están sometidos y asumen los personas reputados como famosos (...)en modo alguno sirve para amparar hechos como los aquí han sido denunciados, recobrando las personas ofendidas condición de particulares y con la plenitud de derechos para defender su intimidad e imagen cuando injustamente han sido atacadas’.
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