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Reporte sobre la libertad de prensa, 2003 (Parte I de III)

Reporteros sin fronteras / Fuente: www. pulso.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
2003 ha sido un año negro para la libertad de prensa. Mataron a cuarenta y dos periodistas, fundamentalmente en Asia y Oriente Medio, a causa de la guerra de Irak. Los restantes indicadores también están en alza : las detenciones de periodistas, agresiones, amenazas y censuras aumentaron de forma alarmante.

Sumario
- Cifras reveladoras
- Tendencias generales
- 2003, un año asesino para la libertad de prensa
- Cada vez más periodistas detenidos
- Un número importante de agresiones y amenazas
- La censura, un valor en alza
- La libertad de prensa víctima de conflictos
- Internet bajo vigilancia
2003, un año negro
42 periodista muertos y un fuerte aumento de otros atentados a la libertad de prensa.

En 2003:
- 42 periodistas muertos
- al menos 766 detenidos
- al menos 1.460 agredidos o amenazados
- al menos 501 medios de comunicación censurados
A título comparativo, en 2002
- 25 periodistas muertos
- al menos 692 detenidos
- al menos 1.420 agredidos o amenazados
- al menos 389 medios de comunicación censurados
A fecha 1 de enero de 2004,
- 124 periodistas encarcelados en el mundo
- 61 ciberdisidentes encarcelados en el mundo.

Tendencias generales
Todos los indicadores de los atentados la libertad de prensa en 2003 están en rojo. Aunque el número de agresiones y amenazas es prácticamente idéntico al año pasado, las restantes violaciones de la libertad de prensa aumentaron netamente, en relación con 2002, y globalmente desde 2001. El número de periodistas muertos (42) es el más elevado desde 1995 (49 periodistas muertos, 22 de ellos en Argelia). No son ajenos a ello el enorme despliegue militar y la cobertura mediática sin precedente de la guerra de Irak. Pero se impone una constatación más global y particularmente preocupante: cada vez resulta más peligroso para los periodistas cubrir una guerra. El riesgo imprevisible de atentados, que se suma a los peligros tradicionales de la guerra, los armamentos cada vez más perfeccionados frente a los cuales resultan ineficaces incluso la formación y la protección de los periodistas, unos beligerantes más preocupados por ganar la "batalla de la imagen" que por respetar la seguridad del personal mediático: todos ellos factores que aumentan los riesgos del reportaje de guerra.
En relación con la violencia de los conflictos, pero no solamente con ella, el número de periodistas agredidos y amenazados alcanza un nivel muy elevado, ligeramente superior al de 2002.

En 2003 alcanzaron records el número de periodistas detenidos y de medios de comunicación censurados. El constante aumento de atentados a la libertad de prensa desde 2001 está, sin ninguna duda, relacionado con la lucha contra el terrorismo y las leyes antiterroristas, adoptadas en algunos países tras los atentados del 11 de septiembre. Este nuevo dato geopolítico rompió con la tendencia a la baja, constatada entre 1999 y 2000.

Oriente Medio, foco de tensiones internacionales y de violencia terrorista, representa este año el farolillo rojo de la libertad de prensa. Con la guerra de Irak y la continuación del conflicto palestino-israelí, en Oriente Medio es donde hay que lamentar el mayor número de periodistas muertos en 2003 (16), ex aequo con Asia, que sin embargo está infinitamente más poblada. La prensa árabe continúa ahogada bajo el peso de regímenes represivos y escleróticos (Arabia Saudí, Siria), o de democracias de fachada (Jordania, Yemen, Autoridad Palestina), mientras que en Líbano, que durante mucho tiempo fue el único remanso de libertad para los medios de comunicación, cada vez preocupa más el desprecio del derecho. En el Magreb e Irán, la expresión de una opinión o la publicación de una caricatura conducen a la cárcel.

En Asia la prensa sigue padeciendo los mismos males: una violencia endémica (en Bangladesh), numerosas detenciones (en Nepal), y censura (en China o en Birmania). Asia sigue siendo un continente en el que resultó eminentemente peligroso trabajar como periodista en 2003 (16 muertos). También es la mayor cárcel del mundo para los periodistas, los ciberdisidentes y los internautas.

En Latinoamérica, los atentados a la libertad de prensa permanecieron relativamente estacionados en relación con 2002, con la notoria excepción de Cuba, donde están encarceladas las principales figuras de la prensa independiente.

En cambio, en Asia central se deterioró netamente la situación de la libertad de prensa.

En el continente africano, hay una tendencia generalizada a la degradación de las condiciones del ejercicio del trabajo de periodista, incluidos los países hasta ahora citados como ejemplos, como Níger o Senegal. Esta degradación, que afecta a la prensa local y a la prensa internacional, está relacionada con la guerra y los conflictos internos, pero también con la fosilización de determinados regímenes autoritarios, como el Zimbabue de Robert Mugabe.

Finalmente, la situación se mantiene satisfactoria en los países de la Unión Europea (UE), con la notable excepción de Italia, donde el conflicto de intereses de Silvio Berlusconi, que es a la vez jefe del ejecutivo y propietario de un auténtico imperio mediático, sigue representando una amenaza para el pluralismo informativo. En la mayoría de los países de Europa central y oriental los periodistas se enfrentan a legislaciones draconianas y arcaicas, en materia de difamación. A pesar de ello, los diez países que el 1 de mayo de 2004 se integrarán en la UE respetaron la libertad de prensa. La situación permanece, en cambio, inestable en Serbia-Montenegro, donde se ha introducido la censura tras el asesinato del Primer Ministro, Zoran Djindjic, y en Rumania, donde los periodistas que investigan asuntos de corrupción, o critican al partido en el poder, encuentran dificultades crecientes.

2003, un año asesino para la libertad de prensa
En 2003, Oriente Medio fue la zona más asesina para los periodistas. Catorce periodistas y colaboradores de los medios de comunicación perdieron la vida, y una quincena resultaron heridos, cubriendo la guerra y la posguerra de Irak. Al ejército norteamericano se le puede considerar responsable de la muerte de al menos cinco periodistas pero en ninguno de los casos una investigación, digna de ese nombre, ha aclarado las circunstancias de esos dramas. En el tercer día del conflicto, dos periodistas que trabajaban para el canal británico ITN, el camarógrafo francés Frédéric Nérac y el intérprete libanés Hussein Othman, desaparecieron misteriosamente.

En total, fueron seis los periodistas desaparecidos en 2003 (en Irak, Rusia, India, República Democrática del Congo y México).

En los Territorios Palestinos, el ejército israelí mató a dos camarógrafos. Hasta el momento no se ha sancionado a los autores de los disparos a pesar de que, por primera vez, el ejército israelí se vio obligado a abrir una investigación sobre la muerte del realizador británico de documentales, James Miller.

El año 2003 fue el más peligroso para los periodistas filipinos, desde 1987. Mataron a siete, tras haber denunciado la corrupción y las mafias locales. En Nepal e Indonesia, mataron a dos periodistas. En India, los periodistas asesinados son tres. Entre ellos, el director de una agencia de prensa local, al que mataron en su oficina de Cachemira.

En Irán, fue asesinada en julio la fotógrafa irano-canadiense Zahra Kazemi. Detenida mientras efectuaba un reportaje sobre los estudiantes detenidos en la siniestra prisión de Evin (Teherán) tras las grandes manifestaciones de junio, Zahra Kazemi murió mientras la tenían arrestada. Tras haber intentado, en un primer momento, esconder el asunto, las autoridades hoy bloquean el desarrollo del proceso.
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