Superman trabaja de periodista en El Planeta
Luis González Balcarce
/ www.periodistaonline.com
miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Hubo un momento en que Internet nos hipnotizó a muchos de los que vivimos como vanguardistas su irrupción en nuestro medio y nos pasábamos la noche sin dormir sorprendíéndonos respecto de sus posibilidades. Algo parecido les debe haber ocurrido -en su tiempo- a los que recibieron en su casa por primera vez la radio, el cine, o la TV u otras tecnologías como la calculadora, o hasta la heladera, o el lavarropas. Hubo una etapa de sorpresa y contemplación extasiada, una etapa en que el instrumento en sí mismo parecía serlo todo. Pero la cosa no termina en eso, como es evidente. Ahora viene el momento del uso cómodo, extenso, frecuente y masivo del "nuevo chiche", aunque todavía haya que esperar -acá y en todas partes- más de una gran sorpresa. Los historiadores de la técnica dicen que la tecnología, como la historia en general, tiene sus llanos y sus alturas y tiene sus mesetas: no hay duda de que Internet es un salto de inmensa importancia para la vida de nuestro tiempo y eso que llamamos "globalización" viene de su mano. Pero Internet, como tecnología que significó una trepada colosal en materia de comunicación y en todos los aspectos concomitantes para la vida de la gente, tendrá su meseta. Cómo serán detalladamente las características arquitectónicas de esa "meseta tecnológica" resulta aventurado pronosticarlo, pero sabemos ya algunas cosas:
1. Han nacido una nueva cultura, una nueva política , una nueva sociabilidad y una nueva economía que están en desarrollo irreversiblemente.
2. Que parte de ese desarrollo es que Internet se vuelva tan masiva y desparramada en la geografía como se volvieron masivos los relojes luego de aparecer ante la corte y los privilegiados del reino.
3. Que, más allá de la sorpresa por el instrumento, lo que resultará central es lo que por él transita, que son los contenidos en toda su diversidad textual, visual y sonora.
4. Que esos contenidos convergerán interactivamente y en todo espacio físico, en la palma de la mano o en la muñeca, como el reloj.
Julio Orione ha destacado en un artículo publicado en este sitio que no debemos confundir la "producción de contenidos" con el "periodismo en Internet”. Sin duda que son cosas diferentes en muchos aspectos, existe por lo pronto una relación de género a especie, pero a la hora de editar, esto es ordenar, jerarquizar, titular, hacer comprensible y correcto un contenido: ¿quiénes son los que naturalmente desarrollan aptitudes intelectuales y profesionales con ese fin? Los periodistas, los comunicadores sociales o como quiera llamársenos, somos lo que debemos estar en condiciones de hacer llegar adecuadamente cada contenido a cada segmento de público o a todos los públicos en general. El "contenido", por más duro que sea - de matemática, cosmobiología, mineralogía, teoría de los fractales, o lo que sea- lleva, cuanto menos, como valor agregado el "contenido edición", que es un hacer cualitativamente diferenciado del cultivo de una esfera específica del saber. Sostengo que a quienes nos dediquemos seriamente a la profesión periodística en sentido integral, esto es, también como editores, nos corresponde un lugar de privilegio en la red. Más que ahora, cuando la técnica de poner las cosas "on-line" ha parecido por momentos más determinante que darle forma comunicativa a los contenidos como tales. El periodista es un hombre culto, un generalista, que sabe qué cosa es noticia, para quiénes y cuando; y que sabe cómo presentarla, ante un público especializado o para otros públicos más extensos. La actividad informativa cotidiana es, por supuesto, asimismo producción de contenidos y ha sido siempre de gran peso, tanto como que no en vano se habló y se habla del Cuarto Poder. El Cuarto Poder bien instalado en la Gran Red puede llegar a volver dos veces comprensible la idea de que Superman trabaja de periodista en El Planeta.
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