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La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la globalización (Parte III de III)

Por Guy Riboreau/ Fuente: www.saladeprensa.org

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
¿Qué pensar, por ejemplo, de las amenazas de muerte proferidas por grupos independentistas de Córsega contra un periodista del diario Libération, quién ha sufrido un atentado con bomba en su casa?
La asociación Freedom House, por su parte, estima que sólo 22% de la población mundial se beneficia del acceso a una prensa libre. Su informe anual destaca una tendencia al incremento de la autocensura: "La presión por parte de regímenes que practican la censura ha conducido a un número cada vez mayor de periodistas a autocensurarse por temor a represalias".
En este triple contexto del peso sobre el trabajo de los periodistas de la política, de la innovación técnica y de la lógica empresarial, ¿qué significa el desarrollo de las redes electrónicas? ¿Es una suerte o una molestia para el periodista?
Internet es un canal suplementario de comunicación. Pero no sólo es eso, ya que estas redes reúnen las ventajas de los otros medios de comunicación. Pero poseen también nuevos inconvenientes.
El usuario de Internet, tranquilamente instalado en su casa, puede buscar la información que desea, familiarizarse con temas diversos e, incluso, puede ser una herramienta de democracia directa. Pero existen preguntas ligadas a su utilización. Hay que tomar en cuenta una especificidad de Internet: es la primera vez que un medio de comunicación es también una fuente de información.
Pero, ¿qué credibilidad puede otorgarse a la información proveniente de los miles de sitios del Web, o a través del correo electrónico?, ¿Cómo puede saber un periodista que tal sonido o imagen, que se le propone en la red, no ha sido fabricado de manera artificial? Es tan fácil transformar y hasta crear una imagen con un programa gráfico, un sonido que dice el contrario de lo que un entrevistado ha declarado que ¿cómo saber si es auténtica o no la información recibida? Por ejemplo, es famoso el caso de un joven estadunidense de 23 años que envió por correo electrónico información falsa a los sitios web dedicados a las transacciones financieras en la bolsa… Su falsa nota informativa le permitó embolsarse 250,000 dólares.
Otrfactor es la tecnología "push", que consiste en abastecer al cliente (oyente o lector) de información preseleccionada. El cliente pide a su fuente de información favorita que le mande (porque se trata de información electrónica) la información que necesita y que le interesa. Así se pierde un papel central del periodismo: sorprender y, a veces, molestar al oyente o lector. La información se transforma en un producto industrial que debe venderse.
Entonces, ¿cómo lo van a interpretar, a decodificar los profesionales de la información? ¿Cómo distinguir lo verdadero de lo falso, la realidad de una información de la propaganda o de la desinformación? ¿Cómo aprovechar sin riesgo de desinformar esta nueva y apasionante herramienta, sumándola a las tradicionalmente utilizadas por las redacciones? ¿Y qué ocurre con el trabajo del periodista? La existencia misma de su labor, ¿no está en tela de juicio?
Pienso que desde hace años no existe una sola forma de periodismo, sino muchas. Hoy, el periodista debe ser no sólo periodista especializado, por ejemplo, en la radio, y, en una radio emisora, un especialista, por ejemplo, de economía, sino también especialista en informática y en redes electrónicas. El periodismo se transforma en una profesión muy técnica.
Además de las consecuencias de Internet para el periodista, uno tiene que tomar en cuenta otros problemas que implica Internet para los medios de comunicación.
1. Para los accionistas de las empresas de prensa, los sitios Internet (prensa on line) representan una nueva fuente de ingresos. En efecto, se nota que las versiones electrónicas de las radios o periódicos incluyen muchos anuncios. Incluso para algunas empresas de prensa se considera el sitio on line como una manera de evitar un fracaso, como una fuente de beneficios económicos. Eso significa que a la dependencia respecto a los accionistas se puede sumar una dependencia respecto a los anunciantes. Como en las otras formas de prensa.
2. Una revolución técnica está en marcha, y el siglo XXI será el de la cibernética. Pero es una revolución sólo para los que tienen posibilidad de comprarse una computadora con conexión a Internet y pagar la conexión telefónica. Sin embargo, cuando se conoce la difícil existencia de millones de personas de los países en vías de desarrollo, se sabe también que serán ellos los que por largo tiempo estarán condenados a la exclusión de esta nueva comunicación planetaria. El 69% de los conectados a Internet se encuentran en Estados Unidos y Europa. América Latina tiene por su parte sólo menos de 6% de conectados a Internet.Como lo vemos, hay un desequilibrio más y los programas de ayuda para el desarrollo deberán tomarlo en cuenta.
3. También se puede plantear el problema de los derechos de autor, como consecuencia del nuevo contexto tecnológico para el periodista ¿Cómo utilizar en Internet la producción de un periodista sin pagar por los derechos de difusión suplementaria ?
Más que nunca, creemos que el profesionalismo periodístico deberá manifestarse tanto en Internet como en otros medios para, precisamente, hacer la selección, clasificación y tratar la información según las reglas del arte. Afirma Otto Sjöberg, jefe de redacción de Aftonbladet (de Suecia): "No debemos tratar el Internet como algo tan diferente y tan extraño: los periodistas deben hacer su trabajo con los mismos criterios y principios de siempre".
El periodista rodeado de la electrónica y bajo la sempiterna presión de los diferentes poderes, deberá ser especialmente competente, lúcido y virtuoso si quiere contribuir a hacer de nuestro pueblo planetario un lugar de vida apacible y fraternal.
Hoy en día, los contextos de producción de noticias se modifican más rápidamente que las leyes y modos de organización de la profesión. La globalización de los intercambios de información, gracias al avance tecnológico, plantea nuevos problemas en cuanto al tratamiento de la actualidad. Es a los periodistas de manera individual y colectiva a quienes corresponde resolverlo. Y esto sólo es posible volviendo a los principios que fundamentan su legitimidad: pluralismo de ideas, honestidad, rigor, civismo y responsabilidad. El periodista es simplemente un intermediario entre los actores de la actualidad y el público, no es ni actor del acontecimiento ni estrella. Del respeto de estas reglas básicas depende la credibilidad y la continuidad de la profesión.
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